En una entrevista brindada a La Nación, el financista Ariel Vallejo dio declaraciones contundentes sobre su relación con Chiqui Tapia, el presidente de AFA.
Ariel Vallejo destacó:. “No volvimos a hablar pero está todo bien. El Chiqui nunca me pidió nada”.
Antes de conocer a Tapia, Vallejo ya había incursionado en el mundo del fútbol. A través de Eduardo Spinosa, expresidente de Banfield, se metió de lleno en la interna del club y comenzó a ser sponsor de la camiseta. También le prestó dinero al Taladro, uno de los dos clubes de Primera donde tiene palco y se mueve como en su casa. Según un informe que publicó la entidad en su sitio web cuando comenzó la gestión de Matías Mariotto, con quien Vallejo se muestra muy seguido y mantiene una buena relación, la financiera reclamaba un total de $954.275.000.
Spinosa llegó a visitar a Vallejo en su casa del country Adrogué Chico para firmar uno de esos préstamos millonarios, según fuentes del club del sur del conurbano. Lo acompañaron otros dirigentes de esa gestión. Algunos de ellos terminaron imputados y allanados en la causa que llevaban adelante la fiscal Cecilia Incardona y el fiscal Luis Armella. Ahora están preocupados por el contenido de sus teléfonos celulares.
Ese expediente arrancó en julio de este año y luego se nutrió con el contenido de la denuncia de la Dirección General Impositiva (DGI) contra Sur Finanzas. “No tengo un ejército de soldaditos”, se defendió Vallejo en diálogo con este medio. El fisco lo acusa de supuesto lavado de dinero por transferencias de $818.000 millones a través de Sur Finanzas PSP realizadas por contribuyentes no confiables, monotributistas con escasa capacidad económica, entre otros.
La investigación ya disparó tres tandas de allanamientos. La primera ocurrió el 1 de diciembre, en 11 oficinas de la financiera. Ayer se sumaron 18 clubes y la sede la AFA. Y esta mañana la Justicia fue por un grupo de empresas asociadas a Sur Finanzas.
La relación con Spinosa no terminó bien. “Nunca me pagó”, se queja Vallejo en la intimidad. Pero el vínculo comercial con el club se mantuvo y se potenció durante la gestión de Matías Mariotto, uno de los presidentes con el que tiene más fotos.
Tras su debut fallido en la sede de la AFA, Vallejo logró entablar un vínculo con Tapia sin intermediarios. El empresario pretendía convertir a su empresa en la “billetera del fútbol”. Y en gran parte lo logró.
Vallejo comenzó a retratar cada encuentro con Tapia porque le abría las puertas con el mundo del fútbol. “Me sacaba una foto con el Chiqui y me llamaban todos”, admite por estas horas. En sus redes sociales colecciona imágenes con el titular de la AFA, hasta en su propio despacho.
De esta manera, Sur Finanzas llegó a distintos clubes del fútbol argentino. Allegados a Vallejo sostienen que el sponsoreo a Barracas Central habría sido “un gesto” hacia Tapia. Algo similar sostiene sobre la tarjeta de crédito que la financiera otorgó al “Chiqui” a través del Banco Coinag.
La Nación había revelado que la VISA Signature emitida a nombre de Tapia registró un primer consumo el 16 de enero de 2024. Desde ese momento, los montos de los resúmenes fueron muy bajos. Según registros comerciales, solo tuvo un pico en enero de este año de casi de $5 millones.
Tras esa revelación, la entidad bancaria comunicó: “Banco Coinag informa que no tiene vinculación directa con el señor Claudio Tapia, más allá de una tarjeta de crédito otorgada a través de Sur Finanzas”.
Vallejo creció de manera vertiginosa y Sur Finanzas llegó a ser el sponsor principal de la Liga Profesional (en 2024), de la Selección argentina, y esponsoreó a varios equipos de Primera División y del Ascenso. Muchos de ellos fueron allanados ayer por orden de la Justicia.
Esa sinergia con el fútbol y con la AFA generó decenas de acciones comerciales. “Podés comprar entradas para ver a la Selección de forma rápida, fácil y segura”, promocionaba la financiera entre todos sus clientes. La última fue hace tres meses. “Messi juega su última Eliminatoria y vos podés estar ahí”, decía el posteo.
Vallejo llegó a vender 600 entradas en un solo partido de la Selección. Un negocio redondo.
Ese vínculo lo enfrentó al entorno de Tapia. Los llama “el grupo de los secanucas”, un término que se hizo popular tras el video de Luciano Nakis, un dirigente de la AFA, secando la transpiración del “Chiqui” en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, durante la semifinal de la última Copa América, entre Argentina y Canadá.
A ese grupo apuntó Vallejo cuando habló de “traidores”. “Algunas personas son leales contigo debido a los intereses que tienen. Una vez cambien esos intereses también lo hará su lealtad”, fue otra de las frases que utilizó para mandar mensajes desde su cuenta de WhatsApp.
“Chiqui cree que los secanucas son sus amigos, se equivoca”, le dice a sus allegados. En ese grupo no estaría el tesorero de la AFA, Pablo Toviggino, a quien dice no conocer.
El empresario está abrumado tras la ola de allanamientos y el derrumbe de su negocio. Mientras repasa el crecimiento meteórico de su empresa, cuenta detalles de su vínculo con algunos dirigentes. Y asegura que inyectó más dinero en los clubes del que obtuvo. “Yo no lucré con el fútbol, lo usé como posicionamiento”, responde ante otra consulta puntual de La Nación.
El juez Luis Armella ordenó allanar este martes un total de 18 clubes. En ese listado se mezclan instituciones que tenían un acuerdo de sponsoreo con Sur Finanzas, otros recibieron préstamos o donaciones, y un tercer grupo está siendo investigado por una misteriosa triangulación de los derechos de televisación.
San Lorenzo es un caso especial. Ese club recibió más $1600 millones de préstamos en distintas transferencias y unos $300 millones por los derechos de TV, según un documento elaborado por autoridades del club. Ese “adelanto” se concretó el 8 de mayo pasado tras una reunión de los dirigentes en el predio de la casa madre del fútbol. “La AFA me cagó con todo eso”, se lamenta Vallejo entre sus allegados sin dar mayores detalles.
El derrumbe de los negocios de Vallejo incluye su incursión fallida en Miami. En los últimos días, el empresario ordenó cerrar las seis empresas que había creado en octubre, según reveló Clarín. Las sociedades eran para vender indumentaria de la Selección en la previa del Mundial y hasta pretendía abrir un restorán con el sello argentino. “Le iba a pedir a la AFA que me traigan a comer a los jugadores”, cuenta por estas horas. Si el negocio prosperaba, su objetivo era vivir seis meses en Argentina y seis meses en Miami.
Atrás quedaron sus inicios en el mundo de la City, cuando se codeaba con los “reyes del blue”. “Hay cambistas que se meten en cosas sucias y otros que son ambiciosos, eso no es ilegal. Yo le ganaba 10 pesos al dólar. No soy Juan Pablo II, pero tampoco soy Pablo Escobar”, le dijo a un interlocutor que intentó calmar su ansiedad durante los últimos días.
