A medianoche y en el inicio de las sesiones extraordinarias, el Gobierno alcanzó un objetivo central que es la aprobación del proyecto de Presupuesto 2026 en la Cámara de Diputados. El triunfo legislativo fue el resultado de intensas negociaciones con gobernadores y bloques aliados, quienes exigieron diversas concesiones a cambio de su respaldo.
La media sanción —que ahora será girada al Senado— se concretó con 132 votos a favor, 97 en contra y 19 abstenciones. La mayoría se consolidó gracias al apoyo del interbloque Pro-UCR y de los gobernadores peronistas que mantienen una alineación estratégica con la Casa Rosada.
Pese al avance en general, el oficialismo enfrenta su mayor desafío: la votación en particular de los artículos. La atención está puesta en el Artículo 75, uno de los más controvertidos, ya que propone: derogar la Ley de Financiamiento Universitario y la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Cabe destacar que el Ejecutivo ya había suspendido la vigencia de ambas normas mediante un decreto, a pesar de que el Congreso había rechazado previamente el veto presidencial sobre estas leyes. Esta situación ha generado un clima de fuerte resistencia en los bloques opositores y dudas entre los propios aliados.
Para proteger los puntos más sensibles del proyecto, el jefe del bloque oficialista, Gabriel Bornoroni, logró imponer una maniobra táctica: que la votación en particular se realice por capítulos y no por artículos individuales. Esta estrategia busca diluir la resistencia contra el Artículo 75 al incluirlo dentro de un paquete más amplio.
Sin embargo, la victoria no está garantizada. Al cierre de la jornada, varios sectores aliados amenazaron con rechazar el Capítulo XI en su totalidad, el apartado que contiene precisamente las derogaciones más polémicas. El Gobierno se ve obligado a mantener la guardia alta y continuar las gestiones para evitar que el corazón de su reforma presupuestaria sea desmantelado en el recinto.
