La tensión vuelve a ser protagonista en el Senado este viernes, durante el debate por el Presupuesto 2026. Uno de los episodios más polémicos, ocurrió cuando la senadora Cándida López, del bloque del kirchnerismo atacó a otra legisladora porque la interrumpió.
El cruce incluyó gritos con los micrófonos apagados y dejó al descubierto el nivel de confrontación política que marcó el inicio de la sesión.
Todo comenzó cuando tomó la palabra para exponer su posición y fue interrumpida por la senadora Victoria Huala, representante de La Pampa por el Frente Pro, quien planteó una cuestión de privilegio vinculada a la modalidad de la intervención.
Huala, reclamó: “Por una cuestión de respeto, le voy a pedir que no lea porque en este recinto le cortaron el micrófono a senadores que leían por pedido de Unión por la Patria. Exijo el mismo respeto a nosotros porque es una doble vara constante. Le pido que no lea más”.
La solicitud llegó a la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, quien ordenó restituirle el uso de la palabra a López. Fue entonces cuando la senadora fueguina expresó su malestar por lo que consideró un reparto desigual de los tiempos de intervención.
“Solo le dan la palabra a los libertarios”, se quejó desde su banca, mientras desde otro sector del recinto se escuchaban gritos sin micrófono. Muy alterada, López lanzó una frase que quedó registrada en la transmisión oficial: “Callate, mamarracho”.
El ambiente se mantuvo tenso, ya que la discusión durante algunos segundos más, pero con los micrófonos apagados, lo que impidió determinar las expresiones de las legisladoras.
Sin embargo, y lejos de quedar circunscripto al intercambio verbal, el episodio derivó en una nueva exposición pública de un conflicto interno que López arrastraba desde comienzos de mes. En su intervención, la senadora volvió a denunciar lo ocurrido en torno a un despacho que aseguraba ocupar dentro del Senado y cuya cerradura habría sido cambiada.
“Pensé que me iban a censurar, porque evidentemente esta no es una casa democrática. Vengo a plantear una cuestión de privilegio contra la presidenta del cuerpo. Acá reina el autoritarismo de su parte y todo lo que pasó es su autoritarismo y su represalia por haber votado por los 30.000 desaparecidos”, dijo López.
Y nuevamente denunció que, durante el operativo para recuperar su despacho, sufrió “agresiones físicas y tocamientos impúdicos”. De acuerdo a su versión, el episodio se produjo cuando se desató el escándalo por la oficina que reclamaba.
Previamente, allegados de la senadora habían explicado que el despacho le había sido asignado por su compañero de banca José Leavy, tras una intermediación del senador Carlos Linares. Según esa reconstrucción, fue Villarruel quien se excedió en sus atribuciones al ordenar el cambio de cerradura.
