Este martes 30 de diciembre se cumple un año de la muerte de Luciana Torres, una causa que sigue abierta, rodeada de incertidumbres, dolor y reclamos de justicia. En este contexto, Mónica Torres, hermana de Luciana, y Sebastián Robles, abogado querellante, visitaron La Mañana de Info para hablar de cómo se encuentra hoy el expediente y del impacto irreversible que dejó el caso en la familia.
“Siguen sosteniendo algo que no es”
Durante la entrevista, Mónica expresó con firmeza y emoción que, a pesar de las pruebas reunidas, “siguen sosteniendo algo que no es”. Reafirmó que Luciana jamás se habría quitado la vida y que su familia quedó marcada para siempre desde aquel 30 de diciembre de 2024. “Nuestra vida nunca más va a ser la misma”, sostuvo.
La hermana relató que Luciana atravesaba situaciones complejas, pero que nunca manifestó intenciones suicidas ni mostró señales evidentes frente a su familia. Recordó que la última imagen compartida fue una foto de Navidad, donde Luciana se mostraba sonriente, con proyectos y planes inmediatos, como la compra de mercadería para su negocio y un viaje familiar previsto para febrero. “Jamás hubiera dejado a sus hijos, jamás nos hubiera dejado este dolor”, remarcó.
También habló del impacto en los hijos de Luciana, dos niños de 9 y 10 años, quienes están contenidos por la familia, pero atraviesan un duelo imposible de dimensionar. “Todo niño necesita a su mamá”, dijo, visiblemente conmovida.

El estado de la causa
Por su parte, el abogado Sebastián Robles brindó detalles clave sobre el estado judicial de la causa y la peregrinación entre carátulas que atravesó el expediente. Explicó que, según la primera autopsia, Luciana no se suicidó, sino que fue víctima de una estrangulación mixta, manual y con lazo. Esta conclusión fue sostenida por cuatro médicos forenses y un profesional del Ministerio de Salud de Tucumán.
Sin embargo, señaló que posteriormente se produjo un giro en la investigación, con resoluciones que volvieron a sostener la hipótesis de suicidio. Actualmente, la causa está a cargo de la fiscal Celia Mussi, y desde la querella se impulsa una acusación privada alternativa, con el objetivo de llegar a un juicio oral.
A un año de los hechos, estamos esperando la audiencia de control de acusación, la última antes del juicio, explicó Robles. La querella busca que el tribunal permita avanzar con dos acusaciones: la de la fiscalía y la de la familia, basada en nuevas pericias y evidencias que —según sostienen— confirman que Luciana fue asesinada.

“Con un ADN con nombre y apellido no pueden seguir sosteniendo que fue un suicidio”
Para cerrar la entrevista, Mónica Torres fue contundente y dejó uno de los mensajes más duros del encuentro. Aseguró que la familia siempre sintió que algo se estaba ocultando, y que no precisamente desde un lugar neutral. “Con un ADN con nombre y apellido no pueden seguir sosteniendo que fue un suicidio”, afirmó, al tiempo que cuestionó que se intente cerrar una causa cuando aún quedan muchas pruebas por producir. “Esta causa necesita investigarse hasta el final”, remarcó.
La hermana de Luciana también denunció el maltrato institucional que, según expresó, sufrió la familia durante todo este año. “Lo único que han hecho fue ensuciarnos y maltratarnos. No nos atendieron como una familia lo necesita, el apoyo no existió”, sostuvo, y destacó que el verdadero acompañamiento llegó de agrupaciones y personas que no nos conocían. Además, contó que recibieron amenazas, filtraciones y ataques, frente a los cuales decidieron no responder: “No nos hacemos cargo de cosas que no nos suman”.
Finalmente, dejó en claro que, pese al desgaste y al dolor, no van a detenerse: “La mugrosidad que hubo en todo esto es terrible, pero vamos a seguir peleando para que se investigue hasta el final”.
