El pasado domingo, en el Hipódromo de Rosario, se vivieron momentos de angustia cuando una carrera de caballos terminó en tragedia. En la tercera largada, uno de los equinos cayó cerca de la meta, lanzando al jockey al suelo. El caballo, con ambas patas delanteras quebradas, intentaba levantarse mientras el público miraba con preocupación.
Los servicios de emergencia, incluyendo una ambulancia, un tractor y personal veterinario, llegaron rápidamente al lugar y rodearon al caballo herido con una media sombra improvisada para proteger la vista del público. Testigos relataron que el ambiente en la tribuna se volvió tenso y hostil, con la gente gritando y corriendo hacia el caballo.
Personas habituales del hipódromo comentaron que en estos casos los caballos suelen ser sacrificados en la pista para evitarles mayor sufrimiento. Este lamentable hecho ha despertado nuevamente las críticas sobre el nivel de exigencia y la presión a la que son sometidos los caballos durante las carreras, reabriendo el debate sobre su bienestar y trato en el ámbito de la competencia.