El consumo masivo sigue lejos de mostrar una recuperación: las ventas de supermercados informada por el Indec reflejaron una nueva caída mensual del 0,4% y, pese al optimismo oficial en materia de salida de la recesión y mejora en los salarios, el gasto de los hogares está muy lejos de recuperar los niveles previos a la devaluación de diciembre. De hecho, sigue 10,1% por debajo de noviembre pasado, en la previa a la asunción del presidente Javier Milei. Algo preocupa al sector productivo mercadointernista: el atraso cambiario y la apertura comercial se vienen dando en paralelo a un mercado cada vez más chico.
El Indec publicó este martes el informe de la Encuesta de Supermercados correspondiente a septiembre, que mostró, para la facturación de este tipo de comercios, una caída del 0,4% en la comparación con agosto. Tras la devaluación de diciembre, que generó una contracción del 10,6% en el indicador entre diciembre y enero, prácticamente no hubo recuperación y ocho meses después siguió 10,1% por debajo de noviembre. En la comparación contra septiembre del 2023 la baja fue del 12,8%.
Según un informe reciente de la consultora Nielsen, en octubre el consumo en general había registrado una contracción del 16,3% interanual, pero el más golpeado es el consumo masivo, tal como indicó la consultora Epyca. Y es que, mientras algunos sectores más acomodados se benefician del atraso cambiario e impulsan una fuerte suba en las importaciones de consumo y de automóviles, los de menor salario pierden parte de la recuperación salarial (que por cierto es solo parcial) en cubrir el aumento de las tarifas, lo que obliga a los hogares a gastar menos en otros consumos.
Eso se ve claramente en la caída del consumo de yerba, de carne y de lácteos. Pero la propia Encuesta de Supermercados del Indec mostró que el inicio del 2024, es decir lo ocurrido entre enero y septiembre, fueron los peores primeros nueve meses de un año desde que el centro estadístico comenzó a medir el consumo masivo, en 2017. Incluyendo la fuerte contracción por las devaluaciones de 2018-2019 y también sumando al 2020 pandémico. Nunca hubo un año de ventas tan bajas.
Tal como publicó BAE Negocios esta misma semana, la caída en la desocupación de 436.000 nuevas personas se sumó a la baja del salario que, diez meses después de la devaluación de diciembre, todavía no llegó a recuperar su nivel previo. El salario registrado sigue de hecho un 6,8% por debajo de los niveles de noviembre.
Para el sector productivo, exceptuando al agro, la complicación es doble y por eso la industria lidera la caída del PBI en lo que va del 2024. Y es que, a un consumo en niveles históricamente bajos, se le suma el atraso cambiario, que viene de la mano con una apertura comercial. En octubre las importaciones para consumo alcanzaron, tal como indicó la consultora PxQ su nivel más alto desde marzo del 2022 y llegaron a los USD803.000 millones. Un desafío a dos bandas.
Desde Epyca reseñaron: “La apreciación implica una mayor competencia extranjera en un mercado interno empequeñecido (por la menor demanda de consumo masivo) y donde este año los cambios regulatorios han favorecido la importación de productos terminados con mejores condiciones que la compra de insumos para la producción nacional de esos mismos bienes”.