Con el nombramiento de Vicente Bokalic como Cardenal de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, de parte del Papa Francisco, la iglesia santiagueña cierra un año histórico, donde fue elevada de Obispado a Arquidiócesis Primada de Argentina, como un acto de reparación histórica para con nuestra provincia, la “Madre de Ciudades”, primera Diócesis del país.
A este hecho trascendental hay que sumarle que a principios de año, más precisamente en febrero, se elevó a la categoría de Santa a Mama Antula, en otro evento histórico que miles de santiagueños siguieron todo lo que acontecía en Roma, mediante pantallas gigantes en la Catedral y en la Plaza Libertad.
En el momento en el que el Papa Francisco le ponía el anillo en el dedo anular derecho a Vicente Bokalic, le colocaban el zucchetto, el birrete y leía la fórmula de designación, al mismo tiempo se le designaba una iglesia en Roma.
¿De que se trata esto? Que a todos los cardenales designados hoy, y que ya forman parte del Colegio Cardenalicio, que elegirán al sucesor de Francisco luego de su muerte o abdicación, como fue el caso de Benedicto XVI y que además podrán ser elegidos Papa, se les otorga el título de ina iglesia en Roma.
La finalidad de esta asignación es “promover el bien de la diocesis o iglesia con si consejo o patrocinio”, pero no tendrán potestad de régimen sobre ella y no podrán intervenir en su administración.
Al ahora Cardenal Vicente Bokalic se le otorgó la Iglesia de Santa María Magdalena en Campo Marzio, ubicada cerca del Panteón de Roma.
Según el Sitio Oficial de Turismo de Roma, esta iglesia fue construida encima de una capilla del siglo XIV, Santa María Magdalena, que es la iglesia nacional de los Abruzos y se confió en 1586 a San Camilo de Lellis en calidad de sede de la orden que él mismo fundó.
Según el sitio antes nombrado “la portada del edificio ofrece un espléndido ejemplo de estilo rococó, insólito en las construcciones religiosas romanas”. De planta cóncava y con una decoración completa de estucos, contiene las estatuas de San Camilo de Lellis y San Felipe Neri en la parte inferior, y las de Santa María Magdalena y Santa Marta en la superior.
La obra, en su momento, recibió muchas críticas y la calificaron de “iglesia de azúcar”.
Los interiores presentan una sola nave elíptica que tiene capillas a ambos lados, un crucero y un amplio ábside que se adaptan perfectamente a las decoraciones rococó realizadas con posterioridad. Hay un estupendo órgano de madera grabada del siglo XVIII, ornamentado con estuco y figuras de oro, en la contrafachada. Por su parte, la sacristía es considerada una de las más hermosas de Roma, un ejemplar único del barroco romano creado entre 1738 y 1741, cuyos mobiliarios originales son pintados en mármol de imitación y los frescos de Girolamo Pesci colocados en la bóveda.
Esta iglesia es también bien conocida gracias a un milagro ligado a una figura de madera policromada de María Magdalena del siglo XV: con motivo de la terrible crecida del Tíber, ocurrida el 24 de diciembre de 1598, la escultura flotó desde una capilla lateral hasta el altar mayor, donde se posó a salvo. En el aniversario de la muerte de San Camilo, los romanos se dirigían a este lugar hasta finales del siglo XIX y bebían un agua bendita especial que contenía una pequeña cantidad de tierra de la tumba del santo, un antídoto eficaz para combatir todos los peligros.