Con el fin de las clases y la llegada del verano, el Río Dulce se convierte en uno de los destinos favoritos para los santiagueños que buscan refrescarse y disfrutar en familia. Sin embargo, mientras las playas habilitadas reciben a cientos de personas cada semana, también surgen preocupaciones sobre la seguridad en sus aguas. Este año, lamentablemente, ya se registraron más de 8 fallecimientos por ahogamiento en diferentes puntos del río, según datos del equipo de guardavidas de la provincia.
¿Es seguro bañarse en el río Dulce? ¿Por qué se lo llama “el río traicionero”? ¿Qué medidas debemos tomar para disfrutar sin riesgos? Para responder a estas preguntas, Info del Estero dialogó con Martín Cabral, referente de Guardavidas de la Provincia, quien compartió consejos esenciales para un uso seguro de este recurso natural.
“El río es el río, pero no debemos subestimarlo”
Cabral explicó que el río Dulce no es inherentemente peligroso, pero sí puede resultar impredecible para quienes no lo respetan. “El río tiene diferentes tipos de suelo, corrientes y caudal, lo que puede generar situaciones inesperadas. No es que sea traicionero, es que solemos subestimarlo”, señaló.
El referente aseguró que el río está habilitado como balneario en tres playas delimitadas y supervisadas por guardavidas. Estas áreas cuentan con controles estrictos para garantizar la seguridad de los bañistas, siempre y cuando se respeten las indicaciones.
Precauciones para bañarse de forma segura
Disfrutar del río Dulce es posible si se toman las precauciones necesarias. Cabral destacó algunas medidas fundamentales:
- Usar protector solar: La exposición al sol puede ser perjudicial, sobre todo en horarios de alta intensidad.
- Evitar el horario de la siesta: Es mejor disfrutar del río en la tarde, cuando las temperaturas son más moderadas.
- Respetar las señales y las indicaciones de los guardavidas: Ellos están capacitados para detectar posibles riesgos y garantizar el orden en las playas habilitadas.
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¿Saber nadar es suficiente para evitar ahogamientos?
Aunque saber nadar es importante, Cabral enfatizó que no elimina el riesgo por completo. “No se trata de tenerle miedo al río, sino de tenerle respeto. Saber nadar no es garantía de seguridad si uno no sigue las reglas y desconoce las condiciones del agua”, aclaró. “Los guardavidas estamos preparados para entrar a lugares de donde los demás no pueden salir, por eso la preparación es distinta y quien cree saber nadar no debe confiarse”.
Un mensaje a los bañistas
Martín Cabral dejó una reflexión para quienes visitan el río Dulce: “Si se puede evitar, no es un accidente”. El cuidado personal y el respeto por las normas son esenciales para prevenir tragedias y garantizar que todos puedan disfrutar del río de manera segura.
El río Dulce es un recurso valioso y un lugar de encuentro para los santiagueños. Siguiendo estas recomendaciones, podemos asegurarnos de que sea un espacio de disfrute y no de lamentaciones.