
Un polémico episodio de exorcismo se registró en un hospital púbico y reabrió el debate sobre esta práctica. Un sacerdote autorizado por la Iglesia Católica intervino en el caso de una niña que no pudo encontrar alivio en la ciencia médica.
Su nombre ficticio es Blanca. Según cuenta su familia, ella siempre fue una niña alegre que animaba cualquier reunión, pero de un día para el otro cambió. Se convirtió en un ser irascible, de malhumor, de insulto fácil y agresivo.
Algo había pasado, y los padres no le encontraban una explicación a eso. Después comenzó con fiebre y vómitos. Fue al Hospital de La Merced y de ahí derivada al Materno Infantil porque no le encontraban nada.
La pequeña de 9 años fue examinada exhaustivamente por los médicos, pero no le encontraban nada. Ni infecciones, ni anomalías orgánicas, ni signos de enfermedad diagnosticable. Sin embargo, la salud de la niña se deterioraba rápidamente.
Seguía con fiebre alta, episodios de agresividad y manifestaciones desconcertantes: su voz cambiaba, emitía insultos y mostraba comportamientos que dejaban perplejos a los familiares, enfermeras y facultativos. La niña entraba en trance entre dos a tres veces por día. Insultaba. Maltrataba a la madre.
Cuando “volvía” en sí, le pedía a la mamá que le cuente qué pasaba, qué tenía y se ponían a llorar juntas. Una médica que vivió cada episodio, dijo: “Esta niña está poseída”.

Con cuatro días de internación y sin avances, esa misma médica que atendía el caso le sugirió a los padres buscar ayuda espiritual. Los veía desesperados, sin saber qué más hacer, por eso se animó a sugerirles.
El Arzobispo autorizó el exorcismo
La familia, que había comenzado una cadena de oración, decidió seguir el consejo y se contactó con el Arzobispado de la Catedral, y ellos con Loyola Pinto, reconocido exorcista y uno de los dos que hay en tierra salteña.
El padre Loyola Pinto, junto a un asistente, llegó al hospital el cuarto día de internación. Con la autorización de los familiares realizó un ritual apotropaico en la habitación de la menor.
Durante el exorcismo, que incluyó oraciones, fórmulas y encantamientos propios del rito católico, los presentes aseguran haber presenciado un cambio notorio. La niña dejó de convulsionar, recuperó el conocimiento y su fiebre desapareció.
Al día siguiente, la niña retomó su alimentación normal y mostró una actitud tranquila y alegre, como si nada hubiera ocurrido. Los últimos estudios médicos confirmaron su plena recuperación, sin hallar anormalidades. La familia decidió compartir su experiencia e historia con El Tribuno, aunque aún con incredulidad.
“Nunca creímos que algo así pudiera pasarnos. Lo veíamos en películas, no en la vida real”, comentó una de las tías de la menor, La familia atribuye el episodio a una presencia espiritual que habría ingresado en la niña durante el velorio de un tío al cual asistió junto a su familia. “Algo o alguien no quería irse de este mundo y encontró un lugar en ella”, reflexionó la madre.
Fuente: El Tribuno