El inicio del mes de agosto está asociado a diversos rituales para atraer la abundancia y fortalecer la salud. Tomar caña con ruda en ayunas y la celebración de la Pachamama son solo dos de estos ritos tradicionales del norte argentino.
Honrar a la Pachamama implica la reivindicación de los valores transmitidos de generación en generación, y se realiza mediante una ofrenda a la Madre Tierra pidiendo por prosperidad.
El nombre Pachamama proviene del quechua, de pacha (espacio, tiempo, universo o mundo) y mama (madre). Como su nombre lo indica es la diosa de la fertilidad, responsable de la siembra, la cosecha, la formación de montañas y terremotos, y de la vida en la Tierra.
Ligada a la siembra, la cosecha y los movimientos telúricos, la celebración de la Pachamama está reservada para el 1 de agosto. La tradición oral señala que esto es garantía de buenas cosechas (salud, trabajo etc.)
¿Cómo es la ceremonia de la Pachamama?
Uno de los rituales más difundidos para honrar a la Madre Tierra se denomina la Corpachada y consiste en cavar un pozo en la tierra que representa la boca de la diosa.
Una vez allí, se cubre con una manta y luego de ofrenda vino, plantas, tabaco, carnes hervidas, guiso, hojas de coca, frutas, verduras, entre otros. Además se ornamenta el espacio con guirnaldas y banderines coloridos.
En la ceremonia de la Pachamama, los participantes rodean el hueco en la tierra y repiten la frase “Pachamama, Pachamama, kusilla, kusilla” que significa “Pachamama, madre tierra, sé propicia”.
Si bien, la celebración de la Madre Tierra se realiza cada 1 de agosto, se trata de una ceremonia que puede realizarse durante todo el mes de agosto.
El ritual es para pedir por un futuro próspero y venturoso para todas las personas. La Madre Tierra, en contrapartida regala un año de bienaventuranzas para los que la honren.