Convencido del esquema con paciencia en la estrategia: Scaloni “devolvió gentilezas” a Bielsa
Selección Argentina

*Por Adrián Ortiz

Sin Lionel Messi y Lautaro Martínez, el entrenador Scaloni se tomó el tiempo necesario para confirmar la alineación que iba a visitar a Uruguay en el estadio Centenario. La única selección que le había ganado, bien, en las Eliminatorias Sudamericanas.

El planteo no era sencillo porque las bajas eran sensibles, no tener al mejor jugador del mundo y al goleador, implicaba resignar en ataque y reforzar el medio campo.

Y así fue, el DT nacido en Pujato pobló la mitad de cancha con Leandro Paredes como tapón y Enzo Fernández con Mac Allister de interiores. Por afuera, Giulano Simeone del carril derecho y Thiago Almada por el izquierdo. De punta: Julián Álvarez.

En el fondo, Otamendi con Romero de centrales, Molina lateral derecho y Tagliafico por izquierda.

En limpio, una formación de 1-4-5-1; bien marcada cediendo la pelota y posesión a Uruguay.

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Sin embargo, el elenco de Bielsa al tener el balón mucho tiempo perdió sorpresa, nunca encontró profundidad y chocó con la seguridad del fondo argentino. Solamente en dos oportunidades desbordó a Molina en los primeros 15 minutos, aunque los centros fueron bien despejados.

Scaloni nunca desesperó en no poder plasmar la posesión que caracteriza a Argentina, el dominar el juego y el tener mucho tiempo la pelota con los centrales.

La paciencia lo llevó al equipo a llegar con peligro sobre el arco uruguayo a través de los desbordes de Simeone, una máquina de ir y volver por la derecha. Diferente a Almada, que si colaboraba con la marca en su carril pero prefería meterse al medio a relacionarse con Julián Álvarez y los internos.

En segundo tiempo le dio la razón a Scaloni

En el complemento se vio lo que quería y pretendía el DT. Circular la pelota, recuperar en el medio y entrar con los interiores. El detalle fue que Julián Álvarez, a pesar de ser el único punta, se convirtió en el enlace. El delantero del Atlético Madrid no persiguió como de costumbre a los centrales, en esta ocasión prefirió esperar el error, jugar atrás entre los volantes y los defensores uruguayos. Total, sabía que Almada se metía adentro y los interiores, sumados a los lateales apoyaban por afuera.

Así llegó el gol, Julián Álvarez metió un pase a Thiago Almada que con tres toques la mandó a guardar. Control, giro, suela para perfilar y remate al ángulo de Rochet.

A partir de ahí, sobre los 23 minutos fue todo de Argentina, pero no teniendo la pelota, si no dándole buen sentido a cada posesión, que es diferente. Los centrales se replegaron, Paredes recuperó más, Enzo Fernández comenzó a tener despliegue y Mac Allister ya tenía confianza para distribuir el juego.

Impresionante victoria de Argentina que nunca tambaleó, no lo complicaron y tuvo nuevamente a un entrenador que demostró ser uno de los mejores estrategas del mundo. Sin Messi, encontró la manera, una vez más, de que nuestra Selección gane los partidos difíciles.