Matías Alé contó que dejó las pastillas psiquiátricas y generó preocupación

Matías Alé volvió a estar en el centro de la escena mediática tras confesar públicamente que hace más de un año y medio abandonó por decisión propia la medicación psiquiátrica que le había sido prescripta tras el brote psicótico que sufrió en 2015. “Me siento bien, no quiero seguir siendo un fantasma que va por la vida no entendiendo nada y dopado”, aseguró el actor en el programa A la Barbarossa (Telefe), generando preocupación entre especialistas, colegas y usuarios en redes sociales.

La declaración, que se dio en diálogo con la periodista Pía Shaw, causó revuelo no solo por el contenido sino también por el contexto: Alé admitió que dejó el tratamiento sin el consentimiento de su médico ni el apoyo de su familia. “Tomé esta decisión y el riesgo lo quiero asumir yo”, afirmó.

Según explicó, uno de los motivos fue el malestar que le generaban los efectos secundarios del tratamiento: “Yo tomaba siete pastillas por día. Me sentía lento, subí de peso. No me siento así más, me siento mejor. No veo fantasmas, no me creo el Espíritu Santo”. De todos modos, reconoció que su psiquiatra no estaba de acuerdo con la decisión y que incluso debió firmar un documento asumiendo los riesgos.

El tema desató un debate en vivo entre los panelistas. Analía Franchín, quien había tenido un reciente encuentro con el actor, expresó su inquietud al notar una energía “demasiado elevada” en su comportamiento, similar a la que evidenciaba previo a su colapso psiquiátrico. “Muy efusivo, muy arriba. Lo recordaba así cuando tuvo el episodio con ocho policías que lo redujeron en su casa”, dijo en referencia al brote psicótico de noviembre de 2015.

Durante la transmisión también participó el reconocido psiquiatra Enrique de Rosa Alabaster, quien advirtió sobre los riesgos de suspender tratamientos sin supervisión médica. “No se puede autogestionar la medicación. La decisión de cambiar un esquema terapéutico debe hacerse con acompañamiento profesional. Si el paciente está bien, es porque la medicación funcionaba, no a pesar de ella”, remarcó.

Alé ya había hecho pública esta decisión en una entrevista con Infobae el mes pasado. Allí detalló que su brote de 2015 incluyó delirios místicos provocados, según explicó, por el consumo ocasional de marihuana. “Creía que era el heredero de Jesús y que mi ex era la Virgen María”, relató entonces.

En redes sociales, la noticia generó una ola de comentarios divididos. Algunos celebraron la búsqueda de autonomía del actor, mientras que muchos otros cuestionaron la exposición pública de un tema tan delicado, advirtiendo que podría alentar a otras personas con patologías psiquiátricas a imitar su decisión.

Desde el ámbito médico, la advertencia fue clara: no se debe abandonar un tratamiento psiquiátrico sin el seguimiento de un profesional, ya que las consecuencias pueden ser graves tanto para el paciente como para quienes lo rodean.

La salud mental sigue siendo una deuda pendiente en el debate público, y casos como el de Matías Alé, si bien personales, sirven como disparadores para hablar sobre la necesidad de desestigmatizar los tratamientos, pero también de tomarlos con la seriedad y el acompañamiento que requieren.