
Datos oficiales publicados hoy por el Banco Central (BCRA) muestran que en mayo la autoridad monetaria aumentó en más de USD 1.500 millones sus tenencias de futuros de dólar durante el mes de mayo.
El dato, que pone las apuestas de la entidad conducida por Santiago Bausili en dirección a una baja de la divisa en el mercado oficial en casi USD 2.000 millones, muestra que el primer mes de operaciones sin cepo para personas físicas requirió de una celosa intervención oficial para mantener a raya el tipo de cambio.
La posición total del BCRA en el mercado de futuros de dólar cerró mayo con un saldo vendedor de USD 1.946 millones, según confirmó Romano Group en base a datos publicados por la entidad monetaria. Esto implicó un salto de USD 1.541 millones respecto al nivel de abril, cuando el saldo negativo era de alrededor de USD 400 millones.
El fuerte incremento sorprendió a operadores y analistas del mercado de derivados, no por su existencia, sino por su magnitud. La cifra confirma que el organismo intervino con fuerza en la curva de futuros de dólar, a pesar de haber afirmado que permitiría que el tipo de cambio flotara sin interferencias en el mercado spot.
Desde AdCap, el economista jefe Federico Filippini explicó que esta clase de intervención indirecta cumple un rol central en la estrategia oficial.
“El objetivo del gobierno, y del BCRA, es bajar la inflación lo más rápido posible. Desde la desaceleración del crawling del 2% al 1% mensual, el gobierno dejó en claro la importancia que le da al tipo de cambio como uno de los principales factores para formar precios y expectativas”, dijo Filippini al medio Infobae.
El economista remarcó que, aunque la autoridad monetaria ya no interviene directamente en el mercado mayorista de cambios (MULC), sí opera en los futuros. “Es un hecho que estamos flotando. El Central se mantiene al margen del MULC, pero tampoco está dispuesto a dejar que la determinación de precios futuros sea completamente libre”, agregó.
Según Filippini, el uso de contratos de futuros como instrumento para limitar la volatilidad esperada del dólar es habitual entre bancos centrales que buscan contener impactos de shocks transitorios sobre el sistema de precios.
La intervención tuvo lugar en un mes clave. A mediados de abril, el Gobierno levantó buena parte del cepo impuesto en 2019. La apertura fue casi total para personas físicas, mientras que para personas jurídicas aún persisten trabas.
El esquema actual permite que el tipo de cambio mayorista flote dentro de una banda de entre $1.000 y $1.400, ajustada en un 1% mensual. En ese marco, el dólar oficial subió apwnas18 pesos en mayo, equivalente a un 1,54%, y cerró el mes en torno a $1.200. Los números publicados hoy confirman que la celosa intervención oficial tuvo mucho que ver con esa calma.
En paralelo, la inflación de mayo fue del 1,5%, la más baja registrada en cinco años, según datos oficiales del INDEC. Ese resultado consolidó la tendencia de desaceleración de los precios, en un contexto en el cual el tipo de cambio se mantuvo prácticamente estable. La combinación de dólar controlado en futuros e inflación en descenso reforzó la hipótesis de un anclaje de expectativas promovido desde el BCRA a través del mercado de derivados.
Según Juan Manuel Truffa, analista de Outlier, el aumento de mayo se explicó por dos factores: una intervención directa neta del Central por unos USD 400 millones, y una absorción por parte del regulador de operaciones de cobertura originadas en la colocación del bono Bote 2030.
“El BCRA tiene casi USD 2.000 millones cortos en futuros. La posición de interés abierto de diciembre era de 1.200 millones. Estimamos que era mayoritariamente el BCRA, lo que dejaría aproximadamente 800 millones para el resto”, indicó. A partir de esa lectura, se puede inferir que los fondos off-shore que participaron de la primera emisión del Bote 2030 tomaron cobertura mediante contratos de futuros, y que estos contratos fueron provistos por la entidad oficial.