Un adolescente de apenas 13 años atraviesa una difícil situación luego de realizar apuestas en un casino ilegal. Su familia recibió amenazas y el miedo se apoderó de todos.
“No saben con quién se metió”, fue el mensaje que destapó un drama atravesado por la creciente adicción a las apuestas online entre los adolescentes. La amenaza llegó al celular de un familiar de Lucio (13), y causó conmoción.
Lucio comenzó a apostar cuando apenas tenía 12 años. Llegó al sitio de apuestas luego de ver una publicidad en Instagram y ante la “moda” de sus compañeros de colegio. Es que las apuestas en las escuelas son cada vez más crecientes.
En un primer momento, el niño ingresó como “cajero” de una plataforma no registrada. Su “trabajo” era vender fichas para que otras personas apostaran, sin embargo, las usó para jugar él. Lo llamativo del caso es que ni siquiera le preguntaron la edad para realizar esta tarea.
Por cada ficha vendida, a Lucio le correspondía un porcentaje. Pasado el tiempo, la persona que contactó al adolescente comenzó a reclamarle por las fichas, y al ver que no tenía respuesta, comenzó a hostigarlo.
Casino ilegal y amenazas
Claramente, Lucio no tenía manera de devolver lo que había apostado en el casino ilegal porque no contaba con ese dinero. Su familia no estaba al tanto de la situación, por lo que se sorprendieron al descubrir la verdad.
Cuando todo se le fue de las manos, el adolescente pidió ayuda a su papá, quien logró comunicarse con los responsables. “Eran un hombre y una mujer. Ella decía ser profesora en una secundaria y él, guardavidas. Lejos de hablar con mafiosos, me encontré con dos tipos convencidos de que tenían un emprendimiento”, contó a La Nación el padre del joven.
Con el consejo de un abogado, los adultos tomaron las riendas del problema, y acordaron con los responsables del casino ilegal no denunciar. La razón: sería una experiencia traumática para el menor.
A Lucio le cambiaron el chip y le restringieron el uso de las redes sociales, pero al cabo de un tiempo, nuevamente comenzó a apostar. “Me encontré con compras de fichas en momentos insólitos, como en la cena de cumpleaños de su hermana”, aseguró el padre.
Con el objetivo de poner fin a esta angustiante situación instalaron controles parentales en los dispositivos. Pese a que es el único adolescente con este límite, su padre asegura que es lo mejor. “Aprendimos que darles acceso a la tecnología a edades tempranas es una irresponsabilidad”.