El discurso que Javier Milei pronunció este domingo en el Congreso fue interpretado como un mensaje a los acreedores, indicando que lo único asegurado es el superávit primario destinado al pago de intereses de la deuda en 2025, en lugar de la presentación de un Presupuesto detallado. Aunque los problemas del programa económico parecen centrarse más en la escasez de dólares que en el aspecto fiscal, el mercado recibió con agrado este gesto. Muchos economistas señalaron que el proyecto enviado posteriormente al Parlamento refleja el mismo enfoque que el discurso presidencial. El texto, además del habitual optimismo en las proyecciones macroeconómicas, generó dudas y despertó advertencias sobre inconsistencias entre el escenario planteado y las pautas de ingresos y gastos.
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Los señalamientos van desde las previsiones de inflación del 18,3% interanual para fines de 2025, que implican un promedio mensual del 1,4%, hasta los dudosos motores para un repunte del Producto Bruto Interno (PBI) del 5%. Desde el descalce de la duplicación de lo recaudado por retenciones con las exportaciones estimadas y la tablita cambiaria hasta un rebote de la actividad que no se condice con las importaciones esperadas.
“El proyecto de presupuesto defrauda desde el inicio”, sentenció un informe de la consultora Outlier, dirigida por Gabriel Caamaño Gómez, y planteó: “Además del esperable exceso de optimismo en las proyecciones macroeconómicas, la consistencia del escenario macroeconómico en sí mismo y su relación con las previsiones presupuestarias es muy baja, por no decir casi nula”.
Presupuesto y ¿derroche de optimismo?
En diálogo con Ámbito, Haroldo Montagu, ex viceministro de Economía y actual economista jefe de Vectorial, puso el foco en el 18,3% de inflación mensual presupuestado por dos razones. Por un lado, señaló que “resulta llamativa una inflación tan baja, sobre todo teniendo en cuenta que agosto dio 4% cuando se esperaba menos y en lo que va de septiembre los primeros datos indican que como mínimo estará arriba del 3% y todavía faltan aumentos pautados en tarifas y otros servicios”. “Ya es llamativo el 104% que ponen para 2024 y aún más el 18% para 2025”, argumentó.
Sobre este punto, Outlier destacó una suerte de blooper del proyecto. El 18,3% de inflación acumulada para el próximo año equivale a un IPC promedio mensual del 1,4%. Para 2024, el Presupuesto prevé un acumulado del 104,4%: para que eso se diera, se necesitaría un promedio mensual del 1,2% en el último cuatrimestre; y si septiembre diera 3%, en el cuarto trimestre tendría que promediar menos del 1%. “El proyecto parecería prever que la tasa de inflación acelere levemente en 2025 con respecto al cierre de 2024, lo cual resulta contradictorio”, resaltó el informe. En el Palacio de Hacienda se escudan en que el escenario macroeconómico incluido en el proyecto se elaboró en junio pasado y que al día de hoy prevén un IPC algo más alto para este año.
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Por otro lado, Montagu destacó que esa pauta de inflación para el próximo ejercicio se condice con una proyección de devaluación del tipo de cambio oficial equivalente (dólar mayorista a $1.207 al final de 2025): “Vamos a una apreciación difícil de sostener en este marco sin reservas”.
En la City, eso se leyó mayormente como una especie de ratificación tácita de continuidad del cepo. Por lo pronto, el texto no incluye referencia alguna ni al control de cambios ni a una unificación del dólar, algo en lo que también reparó Outlier: “Toda la cuestión de flexibilización cambiaria es la gran omisión”.
Sobre el 5% de crecimiento real del PBI proyectado para 2025, también hubo señalamientos. “No quedan claros cuáles van a ser los impulsores”, planteó el economista de Vectorial. ¿Qué dice el mensaje oficial? Que estará motorizado principalmente por la industria y el comercio, con subas de 6,2% y 6,7%, respectivamente, mientras que el agro avanzará solo 3,5% luego de un 2024 extraordinario por la comparación con un 2023 de sequía. “En el texto dice que empujará la industria, pero la industria viene cayendo a dos dígitos interanual todos los meses, así que no queda claro”, agregó Montagu.
En cuanto a los componentes del PBI, el escenario oficial prevé que el consumo privado crezca 4,5% (tras caer 6,3% en 2024); el consumo público, 4% (luego de bajar 4,8%); la inversión rebotaría 9,9% después de hundirse 22,2% este año; las exportaciones subirían 7,7% en cantidades y 9% medido en divisas; y las importaciones repuntarían 14,2%.
En ese punto aparece una de las principales inconsistencias señaladas por distintos economistas. “Se proyecta una fuerte recuperación de la actividad económica en 2025 (+5% real), después de una caída del 3,8% en 2024 (este supuesto es levemente más pesimista que el consenso local). Sin embargo, el saldo de bienes y servicios casi no se resiente, reduciéndose solo en u$s1.000 millones, con valores exportados desacelerando e importaciones acelerando. Pero la aceleración de estas últimas parece demasiado baja, especialmente si se considera que se proyecta para 2025 una fuerte recuperación de la inversión”, indicó Outlier.
En la misma línea, el director de Planificación Productiva de Fundar, Daniel Schteingart, rescató un dato llamativo. “Del presupuesto sale que Argentina en 2025 tendría un PBI más alto que en 2023, pero importaciones casi u$s10.000 millones menores. ¿Cómo se explica, más aún teniendo en cuenta la apertura comercial en curso? No tiene sentido”, se preguntó en su cuenta de X. A lo que luego agregó: “Se me ocurre que parte puede ser por: 1) menos importaciones de energía por maduración de Vaca Muerta, 2) menos importación de poroto de soja, que en 2023 fueron altas por la sequía. Igual, aun así, no me dan los números”.
“Parecería que vamos hacia un régimen de industrialización por sustitución de importaciones. Peronismo a full”, ironizó otro economista consultado por este medio.
¿Se duplican los ingresos por retenciones?
El punto que más revuelo generó entre analistas fue el del esquema de ingresos presupuestado para el próximo año. No solo porque, a excepción del Impuesto PAIS (que no será renovado) y de Bienes Personales (el tributo que pagan los más ricos recaudaría 22% menos que este año por los beneficios aprobados en el paquete fiscal), en el resto la carga tributaria se incrementará. En particular, la duplicación de la recaudación por retenciones de un año a otro despertó todas las suspicacias.
Un informe de la consultora Epyca, que dirige Martín Kalos, señaló: “Los mayores incrementos se darían en monotributo (que se triplicaría de un año al otro), combustibles (155% de aumento), derechos de exportación (que se duplicaría). Este último dato es curioso: con subas del 23% en el tipo de cambio oficial en promedio y del 9% en el valor de las ventas al extranjero de bienes y servicios, ¿por qué se duplicaría lo recaudado por derechos de exportación?”.
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Outlier destacó la misma “inconsistencia” y señaló que “algo similar ocurre con los aranceles a las importaciones, ya que con un crecimiento de los valores importados del 15% y un ajuste del tipo de cambio oficial en 18%, se proyecta recaudar un 50% más en términos nominales”.
En el Gobierno aseguran que el salto inusual de las retenciones previsto responde a factores que van más allá de las variables macro proyectadas. “El cambio en los plazos de pago de derechos de exportación y el dólar soja hizo que la recaudación de derechos de exportación de 2024 dejara una base de comparación baja, dados los mayores pagos en 2023. Esto afecta la variación interanual prevista en 2025”, explicó Martín Vauthier, asesor de Luis Caputo y funcionario del BICE.
Con todo, una de las interpretaciones que da vueltas entre economistas de distintos sectores es que el Gobierno busca refrendar el Presupuesto con regla fiscal de déficit cero, pero sin establecer una hoja de ruta clara sobre cómo se llegaría a eso. Outlier lo sintetizó así: “La administración Milei demuestra que no está dispuesta ni interesada en entablar esa discusión, asegurándose así una considerable discrecionalidad en el asunto. Probablemente, al igual que sucedió este año, porque sabe que muchas decisiones las tomará sobre la marcha”.
Fuente: Ámbito