
Lo criaron sus abuelos paternos en Simoca, Tucumán. Hasta los 20 años no conoció a su madre, a su hermana ni a sus abuelos maternos. En Río Hondo pudo encontrarlos, convertirse en profesional y construir su proyecto de vida.
Como todas las vidas, la de Ricardo Romay tiene diferentes capítulos. De niño fue criado por sus abuelos paternos. Cuando ellos murieron, tuvo que vivir con una tía, dejar la escuela secundaria, trabajar en la cosecha de la uva en San Juan, hacer changas.
Desde niño sus abuelos le dijeron que su mamá era de Las Termas. Con algunas datos pero sin contacto para encontrarla, cuando tenía 20 años se vino a la ciudad termal. Visitó una radio y contó su historia: “A mi me criaron mis abuelos y mi tía paterna” contó. “Ellos me dijeron que mi mamá me tuvo, se enfermó y me dejó con ellos. Volvió cuando yo tenía 3 años, pero mis abuelos tenían miedo de que me llevara y no la dejaron que me viera. Quiero conocerla, descubrir mis orígenes, saber si tengo hermanos. Estoy nervioso porque pasó mucho tiempo y no sé cómo lo tomará ella, si querrá conocerme”. Una maestra que escuchaba el programa le dijo que creía conocer a su madre y a su familia materna.
Un profesor lo llevó a Galeano, un paraje rural ubicado a 12 kilómetros de Las Termas. Cuando su abuelo lo vio creyó ver a su hijo que estaba en Buenos Aires. Desde esa visita fue construyendo un vínculo con su familia termeña. En el año 2022 se radicó porque comenzó a estudiar Enfermería en la Extensión Universitaria Municipal local.
Su abuelo, carpintero y agricultor lo apoyó con el deseo de que un integrante de su familia pudiera hacer una carrera universitaria. Con 25 años, Ricardo volvió a estudiar. Le costó entrar en ritmo, pero con dedicación y constancia este año pudo terminar.
Este mes se convirtió en el único varón de los 20 egresados de la carrera. Ese día publicó en sus redes: Hoy logré cumplir mi meta. Gracias a Dios, llegué. Estoy profundamente agradecido con Él y con mis dos ángeles que me cuidan desde el cielo. ¡Lo logré, viejitos! Soy Enfermero Universitario. Los amo con todo mi corazón, y este logro también es para ustedes. Los sueños sí se cumplen. Me costó mucho, pero con perseverancia, esfuerzo y resiliencia… lo logré.
Días atrás, Ricardo cumplió 28 años. “En cualquier momento de la vida se puede estudiar, encontrar lo que uno busca”.