
Podríamos titular esta nota con la tendencia de “No vale llorar”, pero elegimos no hacerlo, porque aquí sí se valora la emoción. Y cómo no hacerlo cuando conocemos la historia detrás, o el lore, como dicen los jóvenes.
Esta es una de esas actualizaciones que más nos gusta compartir: el renacer de las cenizas, literal. En pleno invierno santiagueño, allá por julio, les contamos la historia de Silvia López y su Punchao, el emprendimiento de juguetes de madera tan coloridos como los sueños que encierran. Entonces, la tristeza lo invadía todo: una tormenta había reducido a cenizas su taller en Necochea.
La noticia se expandió, llegó a miles de personas, y cada compra fue un abrazo, cada mensaje un empujón para seguir. Hoy, con mucha emoción, celebramos junto a ella que su taller volvió a levantarse. Y lo hizo con sus propias manos, junto a su compañera Vanesa, demostrando que la resiliencia también se construye con martillo, clavos y solidaridad.
Lo que Silvia nos compartió
Con una sonrisa que mezcla orgullo y cansancio, Silvia nos dijo: “Gracias a esa nota pude vender todo lo que había llevado, y eso me posibilitó hacer el taller en mi casa. Vinimos, pasamos por Córdoba, estuve con mis hijos y nietos, y al volver con Vane falleció su mamá, que también era como mi mamá. Fueron muchas tristezas… pero nos pusimos de pie en campaña, buscamos máquinas dentro de nuestras posibilidades e hicimos todo nosotras dos.”
No fue fácil: “Gracias a la gente de Santiago que fueron a comprar, que nos hablaron, que nos dieron fuerza… gracias a ellos pude reconstruir todo esto. De a poquito, con mucho trabajo, mucho diclofenac (porque me duele todo el cuerpo), con Vanesa hicimos el piso, con ayuda de vecinos. Conseguimos ventanas de segunda mano, una puerta, y nos pusimos a construir y limpiar todo lo que había quedado. Ya estamos encaminadas de nuevo.”
Un nuevo comienzo
El taller de Punchao está otra vez en pie. Cada juguete de madera que sale de esas manos artesanas es ahora símbolo de lucha, memoria y esperanza.
Hoy compartimos con ustedes no solo una noticia, sino un recordatorio de lo que significa volver a empezar: que no hay ceniza capaz de apagar los sueños cuando la comunidad se une y la voluntad se vuelve madera fuerte.