“Para no leer, por favor”: El público prefiere películas dobladas a las subtituladas

El desapego a la lectura se mudó al cine. En la actualidad, el 90% de las funciones de una película son dobladas, mientras que solo el 10% son subtituladas, según revelaron fuentes del sector al portal Ámbito.

La tendencia no es nueva, pero el promedio no siempre fue tan desigual como ahora. Los porcentajes eran de 60% a 40% o 70% a 30% dependiendo del tipo de cine y su ubicación. Y no es un hecho aislado. Se trata de un síntoma más de un consumidor que prioriza la comodidad por sobre todo.

“El índice de subtitulado de todo lo que hay en oferta no debe llegar al 7 u 8% anual”, comentaba Adrián Ortiz, programador de más de 200 cines del país. En otras palabras, ver una película subtitulada significa alternativas acortadas: funciones por la noche y en determinadas sedes.

No obstante, “hay un público que todavía reclama funciones subtituladas; pero la realidad concreta es que las dobladas tienen siempre mucha más convocatoria que las de en idioma original con subtítulos”, según Gabriel Feldman, CEO de Cines Multiplex. Un fenómeno que es consecuencia de los cambios en el consumo que generaron las nuevas plataformas.

Lo que queda claro, para Ortiz, es que “el hábito de lectura está en disminución en todo lo que es audiovisual porque está todo narrado. Esta es la nueva tendencia, por lo menos desde la época de YouTube para adelante, y se nota en el público que va al cine de manera frecuente y en gran volumen”.

Hoy el contenido impacta más desde lo auditivo que desde la lectura. Y es que el espectador no quiere esforzarse si cuenta con un formato que se adapta a sus preferencias.

Este cambio de hábito no se dio de un día para el otro. Después de la pandemia, el índice del público adulto en los cines disminuyó. Existía una audiencia que tenía preferencia por las películas subtituladas, ya que elegían ver historias de culto o extranjeras. No hay que pasar por alto que, hace 15 años, Argentina era uno de los países con mayor índice de consumo de cine europeo. Sin embargo, lentamente aquel espectador comenzó a preferir quedarse en casa y ausentarse en las salas.

“Las producciones chicas, que corrían riesgo en la taquilla, hoy son compradas por plataformas. Entonces, mucha gente prefiere verlas en su casa porque la poca propuesta buena subtitulada se encuentra polarizada por las grandes plataformas que compran ese producto a un precio no alto y lo tiene dentro de su catálogo”, detalla Ortiz.

Una de las excepciones de este último tiempo fue “Homo Argentum”. Una parte de su fenómeno se debe a que el público adulto no estaba encontrando películas para ver, entonces eligieron ir a las salas para conocer la nueva propuesta de Mariano Cohn y Gastón Duprat con Guillermo Francella. Además, se adapta tanto para aquellos con preferencia a las películas dobladas como las de su idioma original. “Homo Argentum” dio origen a una nueva grieta política, pero, sin dudas, unió al clásico y nuevo público del cine.