
El músico santiagueño Homero Carabajal, hijo de Peteco Carabajal y de la actriz Claudia Carpena, habló con La Viola sobre su trayectoria artística, su búsqueda personal dentro del folclore y el mensaje disruptivo que atraviesa su obra. Desde su casa, el artista repasó su legado familiar y reflexionó sobre el cambio de paradigma que propone desde su música: “Podemos usar un poncho y nos puede gustar maquillarnos”.
Nacido en una familia profundamente vinculada con la cultura popular argentina, Homero creció entre guitarras, bombos y artistas que pasaban por su casa. “Los juguetes eran los instrumentos de mi viejo. Venían músicos como Pappo o el Chango Farías Gómez, y todo el tiempo había música”, recordó en diálogo con el medio. Esa convivencia constante con el arte marcó su destino: desde muy chico escribía cuentos y canciones, y a los doce años ya había compuesto “Sofía”, un tema incluido en uno de los discos de su padre.
Su estilo, sin embargo, no se limita al folclore tradicional. La influencia de su madre lo acercó al rock nacional, especialmente a figuras como Charly García, lo que definió una identidad musical amplia y libre de etiquetas. “Me asocian con mi viejo, porque lógicamente él me da un legado. Pero mi mamá también me dio uno: ella me hizo escuchar Sui Géneris, y eso me cambió la vida”, contó.
Su camino como solista
Esa mezcla de raíces folclóricas y sensibilidad contemporánea se refleja en su reciente trabajo “Drag Queen”, una canción cuyo videoclip lo muestra caracterizado bajo esa estética. “Está la creencia de que hacer folclore es ponerse un poncho o un sombrero, pero para mí es positivo que se empiecen a quebrar los muros, el mundo lo está pidiendo”, expresó. Con esta obra, Homero busca abrir el folclore a nuevas formas de expresión y a una mirada más inclusiva: “El folclore tiene una estructura patriarcal muy grande. Me parece correcto ir abriendo el camino a mi manera y por suerte recibo el acompañamiento de mi familia”.
Lejos de provocar por simple rebeldía, Carabajal sostiene que su búsqueda es una forma de autenticidad. “No es una rebeldía por la rebeldía misma, es realmente mostrarse transparente como uno es”, afirmó. Para él, la música es un espacio de libertad y de identidad, donde las etiquetas de género o las tradiciones rígidas no deberían ser una barrera.
En su charla con La Viola, también reflexionó sobre su forma de entender el arte popular: “Uno no puede decir que hace folclore, porque el folclore lo hace el tiempo y el pueblo. Uno tiene que decir ‘hago música popular’. El tiempo te pone en el panteón del folclore”.
Con una propuesta estética que combina raíces santiagueñas, poesía y libertad creativa, Homero Carabajal se consolida como una de las voces jóvenes más innovadoras del folclore actual, un artista que honra su herencia familiar al mismo tiempo que desafía los moldes para abrirle paso a una nueva generación más diversa, expresiva y sin prejuicios.