
Alejandra Ayunta es vicedirectora del Centro de Educación Integral N° 50 “San Juan Pablo II” que este miércoles celebró el Día del Bastón Blanco con el tradicional “Almuerzo a ciegas”. Durante el evento, que se desarrolló en Federal Bar, la autoridad destacó la importancia de generar una sociedad cada vez más inclusiva en la que ofrecer ayuda a las personas con discapacidad visual sea casi “instintivo”.
La propuesta arrancó con una breve campaña en la vereda de Avenida Belgrano y Andes. A fuerza de redoblantes y una pancarta, integrantes de la institución recordaron a los transeúntes sobre la conmemoración del 15 de octubre que procura visibilizar y concientizar para la “igualdad y la inclusión”.
Luego, 70 personas fueron invitadas a experimentar la cotidianeidad de las personas con ceguera en un almuerzo. Para ingresar al bar, los comensales debían vendarse los ojos y ayudarse con un bastón para llegar a sus mesas, bajo la guía del personal del Centro educativo.
Resultó todavía más enriquecedor el hecho de que estos acompañantes indicaran cuáles eran las señales y formas de asesorar a personas ciegas o con visión reducida. Una vez servido el almuerzo, los guiaron para comer; una tarea para nada fácil con los ojos vendados, pero que a muchos sirvió para activar otros sentidos.
“Al no ver, le presto más atención a otras cosas”, comentaba una de las comensales mientras intentaba ingresar con la ayuda del bastón. Durante dos horas pudieron compartir la experiencia y reflexionar sobre la discapacidad visual.
Ayunta, que mañana asume en la dirección del Centro, comentó que la iniciativa nació hace seis años de la necesidad de mostrar a la sociedad cómo es convivir con ceguera. Así, el “Almuerzo a ciegas” se transformó en una tradición que concientiza en el Día del Bastón Blanco.
“Yo estoy más que feliz porque podemos difundir el quehacer institucional en una fecha tan importante como la de hoy”, contó a Info del Estero la vicedirectora. Dijo además que gracias a las campañas de difusión “se van derribando barreras” para las personas con discapacidad.
Una de las evidencias de esto está en los bares de la ciudad que disponen cartas accesibles en Braille o permiten acceder con QR para escuchar el menú. Aunque parezca algo insignificante, ese detalle permite que los clientes con ceguera no precisen de la ayuda de un tercero para hacer su pedido.
“La escuela este año ha cumplido 36 años de vida institucional y creo que a lo largo de este tiempo tratamos de derribar barreras. Obviamente que falta mucho por hacer porque tendría que ser algo natural”, expresó. Pues, idealmente “cuando alguien ve a una persona ciega en la calle debería ofrecerle instintivamente su ayuda, ofrecerle su brazo para cruzar la calle”, agregó Ayunta.
No obstante, está convencida de que van por el “camino correcto” para que ese anhelo sea una realidad.