Lo que comenzó como una cena familiar tranquila en la localidad de El Charco, en el departamento Jiménez, estuvo a punto de convertirse en una tragedia. Pero gracias a la rápida y valiente intervención del oficial principal Rubén Ibáñez, la historia tuvo un final conmovedor.
Edgardo Adrián Córdoba, un hombre de 44 años, vivió momentos de desesperación cuando un trozo de carne quedó atascado en su garganta mientras cenaba con sus seres queridos. Sin poder respirar y cada vez más angustiado, Córdoba corrió hacia la Comisaría Comunitaria Nº 58, buscando ayuda. Incapaz de hablar, sus gestos desesperados lo dijeron todo: se estaba ahogando.
El oficial Ibáñez, al ver la gravedad de la situación, no dudó ni un segundo. Con una serenidad admirable y un sentido del deber que salva vidas, le practicó la maniobra de Heimlich. El tiempo pareció detenerse en esos instantes cruciales, hasta que, finalmente, Córdoba logró expulsar la porción de carne que lo estaba sofocando.
El alivio fue inmediato. Aunque se solicitó asistencia médica, el oficial ya había logrado lo impensable: restaurar la respiración de Córdoba antes de que el equipo de emergencias llegara. El paciente fue trasladado al Hospital de Tránsito de El Charco, donde el médico de guardia confirmó que estaba fuera de peligro y completamente recuperado.
Conmovido por lo sucedido, Córdoba relató que había sentido que su vida estaba en manos del destino. Pero gracias al heroísmo y la pronta acción del oficial Ibáñez, hoy puede contar esta historia. “Me salvó la vida”, afirmó, con lágrimas en los ojos, reconociendo el gesto que jamás olvidará.