La historia del ingeniero de Frías que construye antenas caseras para facilitar las comunicaciones en zonas aisladas

En la calidez de un hogar en Frías, Santiago del Estero, el ingeniero Luis Umlandt ha forjado un camino de esperanza para las comunidades más aisladas del departamento Choya. Con una visión clara y un profundo compromiso, ha llevado a cabo un proyecto que transforma la vida de muchas familias: la construcción de antenas caseras que han mejorado significativamente las comunicaciones en zonas olvidadas.

Desde 2018, bajo el nombre “Padre Pierre”, este ingeniero jubilado ha trabajado incansablemente para que la señal de telefonía rural llegue a aquellos lugares donde antes era solo un sueño. Con el ingenio de las Antenas Direccionales de Discos Sintonizados (ADDS), ha logrado que los celulares funcionen incluso en áreas fuera del alcance de las grandes empresas de telecomunicaciones.

Las memorias del comienzo

“Recuerdo el primer éxito”, comparte Umlandt con una sonrisa que revela su satisfacción. “Le facilité una antena a un trabajador que vive a más de 40 kilómetros de Guanaco Sombriana. No solo logró comunicarse, sino que su experiencia se convirtió en un faro de esperanza para sus vecinos. A partir de allí, comenzamos a probar en diferentes parajes y los resultados fueron asombrosos”.

La posibilidad de comunicarse no es solo un avance tecnológico; es un acto de justicia social. En parajes como 25 de Mayo Sur y la planicie de Salina de Ambargasta, las familias han visto cómo sus vidas han cambiado, como si un hilo invisible los conectara nuevamente con el mundo exterior. Sin embargo, la historia no se detiene en la tecnología; es un testimonio de solidaridad. Las comunidades se han unido para cubrir los costos de los materiales, que ascienden a $50.000 por antena, ayudando a que este sueño colectivo se mantenga vivo.

“Al principio, yo donaba los materiales, pero como jubilado, mi presupuesto es limitado”, explica Umlandt con humildad. Su esfuerzo ha despertado un espíritu comunitario donde cada familia se siente parte de una causa mayor, y cada antena instalada es un símbolo de unión y superación.

Así, en el silencio de la vastedad santiagueña, el ingeniero Umlandt no solo ha construido antenas; ha levantado puentes de comunicación, esperanza y comunidad. En cada llamada, en cada mensaje enviado, resuena la historia de un hombre que, con dedicación y amor, ha hecho posible lo que antes parecía inalcanzable. Las voces de Choya ahora resuenan más fuerte, y todo gracias a un ingeniero que no dejó que la distancia apagara su deseo de ayudar.

Con información de El Friense Digital