Los tres centrales de River conformaron una línea de cinco defensores, no jugó con línea de 3, un error conceptual que se utilizó mucho en este superclásico.
Era contener a los dos delanteros centros de Boca y controlar las proyecciones por las bandas. Pero nunca funcionó ese planteo, tal es así que Gallardo tuvo que sacar un defensor (Rivero) para el ingreso de Juanfer Quintero.
No le salió funcionó este sistema como en otras ocasiones, sobre todo porque el Xeneize llegó al gol justamente por un error de los centrales: Paulo Díaz salió lejos a marcar a Giménez lo que le permitió a Zeballos jugar mano a mano con River, jugada que terminó en gol de Boca.
Salas y Driussi estuvieron alejados del resto, era buscar una diagonal o un pase entre líneas para poder entrar, debido a que no contaron con un compañero de frente que pueda asistirlos de más cerca.
Úbeda apostó a lo mismo de siempre, con sus cuatro en el fondo, el doble cinco, Palacios por derecha aunque más cerrado, generando el espacio para la proyección de Barinaga. Del otro sector jugó Zeballos pero también tirado sobre los centrales y así llegó a su gol.
Fue uno de los mejores partidos de Boca más allá de que al final, River tuvo dos chances para por lo menos descontar.
Sólido con la dupla central de Di Lollo y Costa, despliegue en Delgado, seguridad y calidad e Paredes y sacrificio de los laterales.
Lo ganó Boca y bien, sin polémicas generándole a River muchos problemas para lo que se viene.
