La Copa del Mundo aún no comenzó, pero ya dejó una de las anécdotas más sorprendentes y emotivas del ciclo previo: la aparición masiva de banderas escocesas con la imagen de Diego Armando Maradona en las tribunas del Hampden Park. Un fenómeno que tomó por sorpresa a muchos, pero que en realidad tiene una historia larga, profunda y tan insólita como entrañable.
Una noche histórica en Glasgow
Este martes 18 de noviembre Escocia vivió una jornada inolvidable. En Glasgow, el equipo dirigido por Steve Clarke recibía a Dinamarca por la última fecha del Grupo C de las Eliminatorias UEFA. Ambos tenían chances de clasificar directamente al Mundial, lo que generó un clima de final anticipada.
El equipo escocés, con Scott McTominay —actual jugador del Napoli— como figura, necesitaba ganar sí o sí. Y durante gran parte del encuentro parecía lograrlo, hasta que a los 82 minutos Patrick Dorgu puso el 2-2 que congeló corazones. Sin embargo, cuando la tensión era insoportable, Escocia renació: marcó dos goles en tiempo agregado, a los 93 y 98 minutos, desatando un festejo que estalló en todo Glasgow.
El país entero celebró su regreso a una Copa del Mundo después de 28 años, desde su última participación en Francia 1998. Sin embargo, en medio de la euforia, algo llamó poderosamente la atención.
Diego Maradona, presente entre los escoceses
En la previa, durante el partido y tras el pitazo final, se hicieron virales imágenes de banderas, estandartes y telones confeccionados por la Tartan Army —el grupo más radical de hinchas escoceses— que incluían el rostro de Maradona, la leyenda “Church of Maradona” y símbolos argentinos. Una devoción que sorprendió al mundo… pero que tiene raíces profundas.
2005: la Iglesia Maradoniana y un mail inesperado desde Escocia
Para entender el fenómeno hay que viajar casi 20 años atrás. En 2005, cuando la Iglesia Maradoniana estaba en pleno auge tras sus primeras Navidades y ceremonias, sus fundadores recibían pedidos de entrevistas desde distintos países. Entre correos alemanes, franceses y británicos, un mensaje llamó especialmente la atención.
Alejandro Verón, uno de los fundadores de la Iglesia Maradoniana, recuerda aquel momento como si fuera hoy:
“Era un correo de uno de los capos de la Tartan Army. Nos felicitaban por la locura y el homenaje a Maradona. Decían que lo amaban y nos pedían autorización para imprimir 500 carnets de la Iglesia para repartir entre los hinchas de la barra”.
Lo curioso es que todo surgió a partir de los carnets simbólicos que la Iglesia Maradoniana entregaba a figuras como Ronaldinho o Gary Lineker. Los escoceses los vieron y quisieron sumarse.
Pero aún había más.
La bandera que lo cambió todo
Un tiempo después, los miembros de la Tartan Army volvieron a contactar a Verón con una propuesta aún más sorprendente:
“Nos dijeron que querían bordar la bandera argentina en la pollera (kilt) de cada uno de sus hinchas y que deseaban hacer una bandera oficial de la Iglesia Maradoniana en Escocia. Obviamente les dijimos que sí a todo”.
Las fotos llegaron poco después: banderas con el rostro de Maradona, imágenes del Diez niño, la leyenda “Iglesia Maradoniana – Escocia” y colores argentinos mezclados con el azul escocés.
Y esas mismas banderas fueron las que reaparecieron esta semana, ahora en plena clasificación histórica de Escocia al Mundial.
Un lazo cultural que crece con los años
Verón siguió el partido y vivió la clasificación casi como un hincha más:
“El cuarto gol lo gritamos como locos. Ellos, cada vez que se cruzan con un inglés, les hacen el gesto de la ‘Mano de Dios’. Son una selección muy metida en nuestros corazones”.
El fundador de la Iglesia Maradoniana dejó incluso una frase final que ya recorre redes y grupos de fanáticos:
“¿Hace cuánto que no entraba Escocia a un Mundial? Y justo vuelven a aparecer las banderas… No fue casualidad. Diego jamás los dejaría a pata”.
Diego, un puente inesperado entre Escocia y Argentina
Lo que parecía un simple homenaje se reveló como una historia de hermandad futbolera de dos décadas. Un gesto que mezcla pasión, humor británico, mística maradoniana y una devoción que —como tantas veces ocurrió con el Diez— atraviesa fronteras y culturas.
Las banderas escocesas con el rostro de Maradona no son una moda ni un detalle pintoresco: son la prueba de cómo el fútbol, cuando se mezcla con una figura eterna, puede unir países que jamás imaginaron tener algo en común.
