“Estaba vestido de mujer, yo llegaba y se cambiaba; un día le he dicho que sea libre, que así voy a estar bien”

La transexualidad de su padre no era ninguna sorpresa para Silvia Scat. Varias veces había frustrado sus intentos por esconder a tiempo sus vestidos, maquillaje y zapatos. Creció bajo su compañía y sobre todo, bajo su protección, pero con la certeza de que él no era feliz. ¿El motivo? No lograba liberarse y ser quien realmente era: Melina Roldán.

La mujer trans, fallecida en 2020, tendrá esta tarde, desde las 19 en Bellas Alas un merecido homenaje al conmemorarse el Día de la Memoria Trans. Pues, en Santiago es reconocida como una de las primeras militantes por los derechos de la diversidad sexual.

Jael Quadrelli, Silvia Scat, Julieta Paz, Carlos Giménez y Bastian Herrera.

Allí, Silvia, su única hija recordará a quien conoció como su papá y acompañó en su camino de transformación, en un suelo en el que brotaban la discriminación, el estigma y los señalamientos. “Yo soy su hija, para mí ha sido mi papi, después ha pasado a ser como, todos la conocen: Melina”, se sinceraba en un emotivo diálogo con Info del Estero.

Fue al salir de su adolescencia que logró enfrentar la realidad, tras años de ver sufrir a su papá por sostener una actitud e imagen viril que el entorno le demandaba. “A mi me ha costado un poco decir ‘mamá’ o saber que tengo dos mamás, pero ha costado por la sociedad, porque yo quería que sea libre”, comentó la joven de ahora 28 años.

Silvia Scat y Melina Roldán.

Pesan en su mente algunos recuerdos de todos los esfuerzos que hizo Melina para ocultar esa vida que solo podía habitar de noche y lejos de su familia. “Cuando yo era chica, todo se escondía y no era fácil”, explicó a sabiendas de que su padre “se cuidaba mucho” para que ella no lo viera.

“Yo llegaba a la casa y estaba vestido de mujer, porque tenía sus vestidos, tenía muchos vestidos… cuando yo llegaba, iba y se cambiaba, se sacaba los maquillajes, escondía las cosas… Y eso era ya como una presión. No era libre”, remarcó.

Pone manifiesto una relación de mucho cariño, respeto y cierto “compañerismo” con Melina, desde muy chiquita. Porque, por más que su familia intentara por todos los medios negar lo que para otros evidente, a ella no le molestaba acercarse a la verdad.

Es como que yo siempre lo he sabido, eso siempre lo voy a decir. En su momento, hace mucho tiempo atrás, cuando tenía cuatro o cinco años, yo preguntaba por qué mi papi tenía pelo largo, y en ese tiempo los varones también lo usaban así. Entonces, me decían: ‘tu padrino también tiene el pelo largo’ (por el hermano de mi papi) y con eso me desviaban del tema, aunque yo pensaba que no era lo mismo”.

Los fines de semana, cuando pasaba tiempo en su casa se encontraba con otras situaciones que no hacían más que confirmar sus sospechas. Unos de los más presentes ocurría siempre antes de que Melina saliera: “Me hacía dormir, y yo me hacía la dormida, pero abría un ojo y veía cuando preparaba sus cosas para salir. Después, a las doce de la noche salía con un bolsito con su ropa”.

Del recuerdo más doloroso a la aceptación

Un episodio que a Silvia la marcó fue cuando en su fiesta de 15, Melina debía presentarse como su padre. “Él siempre cuidaba mucho de sus manos, tenía las uñas lindas naturalmente y largas. Para mis 15 años, antes de que ya vayamos a la fiesta, se ha cortado las uñas y lo he visto sufrir porque sabía que le gustaban mucho sus uñas, cuidar sus manos. Eso no me ha gustado y me ha quedado marcado”, lamentó.

Pasaron los años Melina le costaba cada vez más obligarse a ser el “papá” que todos esperaban, pero creía que era el único modo de que su hija “esté bien” delante de sus amigos. “‘No quiero hacerte pasar vergüenza’; esas eran siempre palabras que usaba”, recordó Silvia.

Compartieron muchos momentos juntos, aunque no tantos como a la joven le hubiera gustado, pues su padre pasaba cada vez más tiempo internado, debido a problemas de salud. Y, si bien no hablaban directamente del tema, Melina estaba cada vez más presente y cómoda con su hija ya adulta.

Se acercaba el cumpleaños de 15 de su prima y ella estaba negada repetir lo de su fiesta. “Estábamos festejando Año Nuevo, nos hemos puesto a tomar una cerveza y le he dicho ahí que sea libre, que sea lo que quiere ser y que yo así voy a estar bien”, fueron las palabras con las que puso fin a años de silencio y dolor.

No olvida que Melina exhaló, como si acabara de volver a la vida: “Me ha abrazado como nunca y me ha dicho: ‘si mi hija me acepta, no me importa lo demás’”. Desde entonces, esa era su bandera ante todo.

En enero, llegada la fecha del evento, Melina celebraba su libertad. Le pidió a su hija que le hiciera el honor de acompañarla al centro para comprarse las sandalias de Ricky Sarkany que siempre había soñado y un vestido.

Claro que en la familia, su “liberación” no fue consentida. Silvia rememoró el día en que su abuela le preguntó si iba a ir “vestido así”. Pero eso ya no fue conflictivo para Melina que zanjó la cuestión con pocas palabras “Mi hija ya me ha aceptado, no me importa lo demás”.

“Siempre la cuidaba de cómo la miraban”

Desde que decidió darle su apoyo, la joven sintió también la necesidad de proteger su mamá trans de los señalamientos. Quería a toda costa alivianar esa carga. “Siempre la cuidaba de cómo la miraban en la calle. Era como que ese peso lo quería cargar yo”, expresó entre lágrimas.

Eso nunca se terminó. En la calle, en la escuela, en el barrio, la discriminación siempre estaba presente. “En el barrio, la gente la veía salir después de las 12 de la noche y después hablaba y yo casualmente escuchaba que decían: ‘la hija del pu…’. Entonces, me ha costado, sí, como hija, pero he decidido, ante todo, su felicidad.

Porque muchas veces la he visto llorar y me sentía culpable, porque quizás por mí no era feliz”, reveló la joven pero con el consuelo que le dejó Melina al asegurarle que fue una niña deseada, pese a que no era la vida que ella quería.

Contra todo pronóstico, Silvia Scat está orgullosa de ser hija de Melina Roldán, tal como lo contará esta tarde en Bellas Alas. Y, si bien, le encantaría cambiar cosas del pasado, le reconforta saber que su mamá trans fue aceptada y amada.