Por Juan Manuel Aragón, fundador del blog Ramírez de Velasco
No hay extraterrestres, no existen, no nos visitan seres del más allá, es imposible, desengáñese. Y si llegaran a existir, no van a venir a visitarnos, ni en pedo que estuvieran. De vez en cuando salen los mismos de siempre a sostener que construyeron las pirámides de Egipto, que trazaron las líneas de Nazca, que son el misterioso origen de los vascos y un montón de macanas más.
Oiga, todo muy bien con la ciencia ficción, las “Crónicas Marcianas de Ray Bradbury” o “Fundación”, de Isaac Asimov, aplausos, aplausos, pero, el nombre se lo dice, es ficción. El resto es macaneo puro.
Porque estamos solos en el Universo, solitos. Y no es soberbia o altanería decirlo. Es la pura verdad. Hay varias pruebas de que no existen los marcianos, los venusinos o cualquiera de esos, la primera es la Biblia. ¿Usted cree que, si hubieran existido, Dios no nos hubiera entregado un indicio? Algo así como: “Algún día los visitarán seres de otros mundos, recibidlos con alegría”. Pero no lo dijo, no los mencionó. Y no fue olvido, es que no los creó: solamente nos hizo a nosotros, los hombres a su imagen y semejanza. Después dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”, (todos sabemos por qué). Y la creó a Eva. Y chau.

Después nos podemos imaginar cualquier cosa. Unos creen que el hombre llegó a la Luna, otros le tienen miedo al Lobizón, hasta hay algunos que se dan de científicos, que han llegado a decir que la Tierra es redonda, fijesé. Y todavía quieren hacer que usted, don, doña, crea que hay extraterrestres, seres de otros planetas, verdes y con antenitas de vinil, como las del Chapulín Colorado.
Los de History Channel, deberían llamarse Marciano´s Channel o Chantapufis Channel. Para ellos todo se explica con un extraterrestre, todo, pero todo, todo, desde la crucial Batalla de las Termópilas, hasta la misteriosa muerte de Alejandro Magno, pasando por la Primera Guerra Mundial, el maravilloso gusto del budín con dulce de leche, el misterioso mecanismo del motor a explosión, todo.

Otra cosa, no es cuestión de creer o no creer en los extraterrestres, como si fuera una cuestión de fe. No don. ¿El barrio Peruchillo existe?, el barrio Peruchillo existe. ¿El chipaco existe?, el chipaco existe. No hay dudas, aunque usted no haya ido nunca o no le guste el chipaco, por el chicharrón, ¿ha visto? Pero de vez en cuando siempre viene uno que sostiene que los extraterrestres esto, que los extraterrestres lo de más allá. Y viene usté, convencido de que sí existen, sólo porque lo ha dicho un tipo de la tele en el programa del cable que siempre ve mi papi. Sá de aquí, po che fiero.
El gurú máximo de los extraterrestrismo, Carl Sagan, dice que el universo es tan grande, tan viejo y tan lleno de planetas que, lo raro no sería que haya extraterrestres, sino que no los haya. Bueno, querido amigo. No los hay, somos únicos. Si uno de estos días pudiéramos pegar un grito a las estrellas, diciendo: “¿Hay alguien ahí?”, esté seguro de que, del otro lado no va a responder nadie, nunca.
¡Extraterrestres!, haga el favor, ¿quiere?
