La primera emisión de Treintennials, en Info del Estero contó con la presencia de Omar Estanciero, periodista de larga trayectoria en los medios, pero que esta vez compartió sus reflexiones sobre el transitar de los 20 años a los 30 y a los 40. ¿Pesa lo mismo para los hombres que para las mujeres?
La respuesta de Omar es que no. Pues, cree que en las mujeres pasar de una década a otra tiene un peso extra, más bien ligado a las demandas sociales y sus estereotipos. Mientras los hombres asocian el “señor” con el respeto, para ellas es una señal de “vejez”.
“Impacta más en las mujeres por una cuestión de pensar que están ‘envejeciendo’”, comentó y consideró que la presión social “está reflejada siempre”. Pues, aún si se trata de una persona de 50, 60 años, siempre prefiere ser “llamada por su nombre”.

Uno de los ejes más divertidos del programa fue justamente la discusión sobre cómo nos llaman los demás. Mientras que muchos treintañeros prefieren que les digan por su nombre, Omar sorprendió. “A mí no me molesta que me digan señor; lo asocio con respeto”, explicó.
A su turno, las conductoras coincidieron en que, en ambientes profesionales, el uso de estas palabras sigue siendo habitual y hasta necesario, pero admitieron que escucharlas en la vida cotidiana todavía genera un sacudón identitario.
Desde entonces, la etiqueta #Señora y #Señor se convirtió en un guiño humorístico que acompañó toda la charla. No obstante, el periodista, planteó que “más allá de ese mote, que a nuestra edad nos involucremos en cosas lindas y que son muy frescas, te renuevan en muchos sentidos”.

Un espacio para reírse de la edad… pero también para asumirla
Con un tono fresco, espontáneo y lleno de situaciones con las que cualquier treintañero puede identificarse, “Treintennials” abrió su primera emisión dejando en claro que será un programa para hablar de la vida real, de los miedos, de los hábitos que cambian y del momento exacto en el que empezamos a sentir que ya no somos tan jóvenes… pero tampoco tan viejos.
Y si algo quedó en evidencia, es que llegar a los 30 no es crisis: es pura material para reírnos de nosotros mismos.
