Una segunda oportunidad para vivir: el valor de la donación de órganos, contado en primera persona
Candela Ibàñez y su famia (izquierda). Candela junto a Jésica, quien recibió el otro riñón de su donante.

Por Melissa Ramírez

Cada 30 de mayo, Argentina conmemora el Día Nacional de la Donación de Órganos, una jornada que invita a reflexionar sobre la solidaridad y la posibilidad de dar vida, incluso después de la muerte. En esta fecha, Info del Estero comparte la historia de Candela, una joven santiagueña que recibió un trasplante renal y hoy celebra la vida.

El Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos tiene como objetivo generar conciencia sobre la importancia de este acto altruista y honrar a los donantes y sus familias, quienes con su decisión permiten que miles de personas puedan seguir viviendo o mejorar su calidad de vida. En ese marco, la historia de Candela se vuelve un símbolo de esperanza, superación y amor.

Todo comenzó en 2021, cuando Candela esperaba a su primer hijo. Durante el embarazo, una consulta de rutina derivó en una larga serie de estudios que terminaron por revelar un diagnóstico inesperado: una nefritis. Como no era posible realizar una biopsia durante la gestación, se optó por un seguimiento médico y tratamiento trimestral.

Dos años después, en julio de 2023, y tras un período sin controles, su salud se deterioró rápidamente. “Tenía migrañas, presión alta, vómitos, palidez… me hicieron estudios y me dijeron que mis riñones funcionaban solo al 6%”, recuerda. El diagnóstico fue contundente: debía comenzar diálisis urgente.

“Fue un shock muy duro. No sabía lo que era una diálisis y no había tiempo para explicaciones. Así pasé ocho meses muy difíciles. A veces volvía desganada, descompuesta, no podía alzar a mi bebé, y él, tan chiquito, ya entendía que su mamá se iba al médico para curarse”. En ese proceso fue crucial la intervención y contención de su médico, Dr. Cejas, quieen la alentó y acompañó al igual que todo el equipo del CENRA.

La esperanza llegó tras un revés: sus familiares no eran compatibles, por lo que fue incluida en la lista de espera nacional. Cinco meses después, recibió la noticia que cambiaría su vida: un órgano compatible había llegado. “Fue un donante cadavérico, un joven de aproximadamente 24 años. Me implantaron su riñón izquierdo. Todo fue rápido, hermoso, con muchos controles y medicamentos… pero yo estaba feliz porque mi vida había cambiado y podía estar bien junto a mi familia”.

Candela junto a su esposo e hijo.

Hoy, Candela lleva una vida plena. Vive con su esposo y su hijo, practica taekwondo, se inició en el deporte luego del trasplante y participó de los Juegos Latinoamericanos para Trasplantados. Además, conoció a Jésica, la persona que recibió el otro riñón del mismo donante.

“Este día es muy importante para mí y para todos mis compañeros y amigos de la Asociación Trasplante y Vida de Santiago del Estero. Honramos a los que, incluso en el dolor de una pérdida, toman la decisión de salvar vidas. Gracias a ellos, yo hoy tengo una nueva oportunidad”.