La senadora, Patricia Bullrich, presidenta de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, anunció este jueves que el debate sobre la reforma laboral no se llevará a cabo a finales de este año como pretendía el oficialismo. Esta decisión representa un nuevo tropiezo del Gobierno en el Congreso, que ya había sufrido una derrota significativa al perder el capítulo más importante del Presupuesto 2026.
La exministra de Seguridad hizo el anuncio al cierre del plenario de comisiones del Senado. “En vez de discutirla el 26, estamos dispuestos a pasar esta ley para el 10 de febrero”, comunicó. El oficialismo había planeado llevar a firma el dictamen y convocar a una sesión para el día siguiente a Navidad, con el fin de acelerar uno de los proyectos más cruciales del Gobierno libertario, pero solo logró avanzar con la firma del dictamen.
En un intento por atenuar lo que se considera una dura derrota política, Bullrich argumentó que el aplazamiento busca dar espacio para analizar los cambios solicitados. “Estamos abiertos a la escucha”, agregó durante su intervención en el Salón Azul de la Cámara alta.
Los senadores aliados al Gobierno, incluidos radicales, PRO y representantes de sellos provinciales, coordinaron esta estrategia en conjunto con Bullrich. Un senador de la UCR, aliado de La Libertad Avanza, afirmó que “darle más tiempo al tratamiento de esta ley va a colaborar” para mejorar el proyecto. Además, los aliados destacaron la importancia de priorizar primero el debate del Presupuesto 2026.
El presunto compromiso del oficialismo de tratar el presupuesto antes que la reforma laboral es clave para sus aliados. El debate del presupuesto comenzará mañana a las 10 bajo la presidencia de Ezequiel Atauche. Mientras tanto, en la Casa Rosada aún se discute qué hacer con el capítulo 11 de la ley, que fue rechazado en Diputados, contemplando incluso vetar el proyecto si no se aprueba.
En resumen, la incapacidad del Gobierno para establecer un control eficaz en el nuevo Congreso pone de manifiesto su fragilidad política, dejando al oficialismo ante un desafío significativo en febrero por la reforma laboral.
