El estado de salud del rey Carlos III sigue siendo motivo de preocupación en el Reino Unido y el mundo. A pesar de que el monarca ha continuado con su agenda oficial tras ser diagnosticado con cáncer a principios de 2024, recientes informes sugieren que su evolución no sería favorable.
Según la periodista especializada en Casas Reales Pilar Eyre, quien ha publicado un artículo en la revista Lecturas, el avance de su enfermedad sería imparable. A pesar de los esfuerzos de la Corona por transmitir tranquilidad, Eyre asegura que el rey ha sufrido un retroceso en su estado de salud en los últimos meses.
Un rey determinado a cumplir con su deber
El pasado 27 de enero, Carlos III asistió a la cumbre real en Auschwitz, conmemorando el 80° aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. A pesar de su estado de salud, el monarca decidió viajar, desafiando las recomendaciones médicas.
“Carlos tiene muy presente las palabras que juró al asumir el trono: ‘Me comprometo a seguir con mis obligaciones el mayor tiempo posible’”, destaca Eyre en su artículo. Sin embargo, fuentes cercanas sugieren que, en privado, su salud estaría deteriorándose aceleradamente.
Secreto y rumores sobre su verdadero estado
A día de hoy, la Casa Real Británica mantiene estricta confidencialidad sobre el diagnóstico exacto y el tratamiento del monarca. No se ha revelado el tipo de cáncer ni su pronóstico real, lo que ha dado lugar a múltiples especulaciones.
Eyre menciona que en octubre pasado Carlos III participó en una sesión fotográfica con diversos atuendos para generar material de archivo, un movimiento que algunos interpretan como una estrategia para disimular la gravedad de su estado.
Paralelismos con Jorge VI
La situación de Carlos III recuerda la de su abuelo, el rey Jorge VI, quien falleció en 1952 tras padecer un cáncer agresivo. En aquel entonces, la Casa Real ocultó la verdad hasta el último momento, anunciando simplemente que “el rey se acostó en perfecto estado de salud y murió de un infarto mientras dormía”.
A medida que avanza 2025, la incertidumbre sobre el futuro del monarca británico crece, alimentando la preocupación dentro y fuera del Reino Unido.