
Una niña de 10 años, ciudadana estadounidense, fue deportada junto a sus padres y cuatro hermanos a México a principios del mes pasado tras ser detenidos en un control migratorio en Texas. La menor, quien recibe tratamiento por un cáncer cerebral, no pudo continuar con su atención médica en Estados Unidos.
La familia residía en Río Grande y viajaba regularmente a Houston para que la niña asistiera a controles médicos y terapias de rehabilitación. En su último intento por cruzar el puesto de control migratorio, los padres fueron detenidos al no contar con documentación legal. De acuerdo con el abogado Danny Woodward, del Texas Civil Rights Project, en ocasiones anteriores habían presentado cartas de médicos y abogados que les permitían continuar el trayecto sin inconvenientes, pero esta vez no fueron aceptadas.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) no emitió declaraciones específicas sobre el caso por razones de privacidad. Sin embargo, Woodward señaló que los padres no tienen antecedentes penales, pero tampoco un estatus migratorio válido en Estados Unidos.
La niña fue diagnosticada con cáncer cerebral el año pasado y fue sometida a una cirugía para extirpar un tumor. Aunque mostró mejoría, presenta inflamación en el cerebro que afecta su movilidad y habla, por lo que requiere atención médica constante.
La familia fue trasladada al lado mexicano de un puente fronterizo en Texas, donde ahora residen con temor por su seguridad y por la salud de la niña, quien no pudo acceder a los cuidados médicos necesarios. Otro de los hijos de la pareja padece una afección cardíaca que también requiere tratamiento especializado.