
El Vaticano comenzó el jueves el período más solemne de la Semana Santa con el papa Francisco, que sigue recuperándose, oficialmente al margen, mientras los cardenales designados para ocupar su lugar presidían los servicios litúrgicos más importantes previos a la Pascua.
Francisco, de 88 años, no estuvo presente en la misa del Jueves Santo celebrada por la mañana en la Basílica de San Pedro. Sin embargo, reportes no confirmados de la prensa italiana apuntaron que se espera que más tarde visite la prisión central de Roma para cumplir con una cita que ha mantenido a lo largo de su papado: conmemorar la Última Cena de Cristo antes de su crucifixión.
El Vaticano se negó a confirmar o negar las informaciones, que subrayaban que cualquier salida de este tipo sería privada y dependería del estado del pontífice argentino el jueves. Pero también parecía posible, dado el énfasis de Francisco en el ministerio a los presos, especialmente durante el Año Santo 2025, que comenzó y terminará con actos papales especiales para los reclusos.
Se espera que el papa, que superó un episodio de neumonía bilateral que puso en peligro su vida este invierno, realice algunas apariciones en los próximos días. Hizo una aparición sorpresa al final de la misa del Domingo de Ramos el fin de semana pasado y, en los últimos días, ha efectuado algunas visitas no anunciadas, incluida una en la que no iba vestido con su sotana papal blanca, para orar en la Basílica de San Pedro y en la Basílica de Santa María la Mayor, al otro lado de la ciudad.
En la Misa Crismal, con la que se abre el Triduo Pascual de la Semana Santa, el Papa Francisco, que sigue convaleciente y delegó al Cardenal Calcagno la celebración en la basílica de San Pedro, instó a los sacerdotes a “salir del clericalismo” https://t.co/rkMAA7ezIr
— ACI Prensa (@aciprensa) April 17, 2025
Todos los indicios apuntan a que sigue mejorando tras su estancia de cinco semanas en el hospital y a que, poco a poco, está retomando algunas de sus actividades habituales. En salidas recientes, se le ha visto sin los tubos nasales que le proporcionaban oxígeno suplementario y, según fuentes del Vaticano, cada vez depende menos de la terapia.