La vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, quedó muy conforme y también conmovida tras su encuentro con Francisco. Al concluir la reunión, que tuvo una duración de una hora, algo bastante excepcional para este tipo de audiencias, el Papa le pidió que leyera en voz alta una oración de Santo Tomás Moro que habla de la alegría. “Me conmovió, me dijo que no perdiera yo la alegría, que no perdiera el sentido del humor”.
El encuentro tuvo lugar en la Biblioteca del Palacio Apostólico, donde el Sumo Pontífice recibe habitualmente a los jefes de Estado. Todo se desarrolló en un clima muy amable, hasta cariñoso. La Vicepresidente de la Nación conocía a Jorge Bergoglio, de sus tiempos como Arzobispo de Buenos Aires, y luego lo había visto una vez, ya como Papa, en 2014. Lo vio bien de salud y Francisco estuvo incluso de pie buena parte del encuentro, como se aprecia en las fotografías.
La reunión fue a agenda abierta, y lógicamente el Papa se mostró preocupado en especial por la situación de los niños y los ancianos de Argentina. “Es natural, unos son el futuro y otros la reserva de sabiduría”. El Papa se mostró como siempre muy atento a la realidad argentina y apeló mucho a la necesidad de recuperar la dignidad.
También se habló del flagelo de las drogas, otra preocupación de Francisco, impulsor en sus tiempos en Buenos Aires de los Hogares de Cristo, la red de casas de acogida de personas con problemas de adicción, en especial jóvenes.
Francisco se interesó también por el trabajo de Villarruel en el Senado. Ella le habló de los esfuerzos en la búsqueda de consenso a partir de ser una pequeña minoría en ese cuerpo, hablar con todos los espacios en la tarea de tender puentes pese a todas las diferencias.
Eso le gustó al Papa, dijo Villarruel. Valoró todo lo que apunte a la unidad y confluencia del pueblo argentino.
Se habló incluso de Malvinas, y se rozó el tema de las heridas abiertas de los 70; ambos apuntaron a la necesidad de unión de los argentinos.
¿Cree ella que esos mensaje de reconciliación, unidad, tendrán una buen receptividad en la totalidad del gobierno? Sí, afirma, nadie quiere la fractura de la sociedad o la partición. Con más o menos trabajo se están tomando dediciones difíciles pero está convencida de que Javier Milei siempre va a apuntar a la unidad. “El sentido común me lo dice”.
¿Qué le deja esta reunión en lo personal y como funcionaria de gobierno? “Muchas cosas, porque es el argentino vivo más importante del mundo y de nuestra historia. Soy vicepresidente pero soy una argentina más”.
¿Le dio Francisco algún mensaje para los argentinos? “No no, él habla directamente con los argentinos, no necesita a nadie para hablarnos y tiene siempre a la Argentina presente”.
El Papa el obsequió como es habitual un rosario, pero también todas sus Encíclicas y, algo que le gustó especialmente, una escultura de bronce de San Pedro y San Pablo, réplica en pequeño de la que se encuentra en la Basílica de San Pedro. También un libro titulado “Papa Francisco: ¿por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”
Luego de la audiencia con el Papa, Villarruel, que viajó acompañada de su secretaria y de la Directora de Protocolo del Senado, visitó a la madre superiora de la pequeña congregación de monjas benedictinas argentinas que ahora ocupa lo que fueron los aposentos de Benedicto XVI como papa emérito.
La Vicepresidente de la Nación viajó a la Santa Sede en el marco de una gira que primero la llevó a España donde participó de una Conferencia de Víctimas del Terrorismo que tuvo lugar en el País Vasco. Ella es una habitué de estos encuentros, por lo que conoce a varios de sus participantes, incluyendo al rey Felipe VI. Ha participado de estas reuniones en años anteriores. En España también se reunió con su par del Senado de ese país, con el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y con empresarios argentinos y españoles en la embajada de nuestro país en Madrid.