“Con profundo dolor, despedimos a nuestra hermana de lucha Nora Cortiñas, referente indiscutida del movimiento de derechos humanos en la Argentina”, reza el documento publicado en la red X.
Norita, como la conocían todos, se sumó a un grupo de mujeres que se habían conocido rogando a las autoridades de la dictadura militar (1976-1983) conocer el destino de sus hijos, arrancados de sus hogares o llevados detenidos por fuerzas de seguridad.
Su hijo Gustavo tenía 24 años, era militante de la Juventud Peronista (JP) en un barrio pobre de Buenos Aires y trabajaba en el instituto de estadísticas Indec, cuando fue secuestrado por un grupo militar. Es una de las 30.000 personas que, según organizaciones de derechos humanos, desaparecieron durante la dictadura en Argentina.
Así, esta mujer menuda y enérgica nacida el 22 de marzo de 1930, madre de dos hijos y psicóloga social de profesión, comenzó a trabajar en lo que se convertiría en la mundialmente reconocida organización Madres de Plaza de Mayo, siendo una de las principales abanderadas del movimiento.
“En mi hogar, el 15 de abril de 1977, pasó un tsunami, nos tocó a todos”, afirmó en 2019 al presentar su biografía “Norita, la madre de todas las batallas”, cuyo prólogo escribió el músico popular León Gieco.
Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, Gieco la despidió con un posteo en sus redes sociales y lo mismo hizo el dos veces ganador del Oscar Gustavo Santaolalla quien publicó una foto junto a ella con el texto “Hasta la victoria siempre, querida Norita Cortiñas”.
Referentes de la política también destacaron su trayectoria y enviaron sus condolencias a la familia: desde los ex presidentes peronistas (centroizquierda) Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que la definió como una “eterna luchadora por los derechos humanos y por la democracia”, hasta la Unión Cívica Radical (centro) y dirigentes de izquierda.
Salvo por sus viajes para difundir su lucha por el mundo, por más de cuatro décadas Norita nunca faltó a las marchas de los jueves alrededor de la Pirámide de la Plaza de Mayo.
“Cada cosa que hacemos las Madres (de Plaza de Mayo) es colectiva. Empezamos yendo a la plaza de a una, pero después eso se transformó en un movimiento colectivo. Vamos cada jueves a la plaza, no faltamos”, explicaba.
Eso no impidió que en 1986, ya en democracia, fuera una de las impulsoras de la división de la organización humanitaria y se transformara en una de las caras visibles de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, duramente enfrentada con el sector más radicalizado liderado por Hebe de Bonafini, fallecida en 2022.
También fue una ferviente opositora al gobierno del actual presidente, Javier Milei, quien puso en duda el número de desaparecidos y relativizó el terrorismo de Estado cometido por la dictadura.
Ideales de los hijos
Impulsiva, incansable, divertida, a lo largo de más de 40 años Nora Cortiñas sumó a su lucha las denuncias de todo lo que ella consideraba injusticias e inequidades en el mundo.
De contextura pequeña, ágil y vehemente, se la veía llegar a los lugares más recónditos de Argentina con su emblemático pañuelo blanco en la cabeza para acompañar los reclamos de pueblos originarios, de trabajadores despedidos o de víctimas de violencia institucional, y darles visibilidad con su sola presencia.
“La lucha primero es por la desaparición de un hijo, que es como que te amputan. Te sacan un brazo del cuerpo. Te dejan sangrando por la herida y no tiene cura. La reparación sirve para calmar la herida, nada más”, decía Cortiñas a los 88 años.
“A muchos políticos, a la Iglesia, a los militares, al campo de los que tienen historia vivida de complicidades, no les gusta nuestra reivindicación”, sintetizaba esta mujer, crítica de todos los gobiernos.
En 2018, cuando estalló en Argentina la lucha feminista con el reclamo por la legalización del aborto y contra la violencia de género, agregó esa reivindicación y sumó su característico pañuelo verde a su vestimenta.
Pero siempre volvía a su hijo desaparecido: “Ustedes nos ven sonreír, vamos a las movilizaciones con la alegría de la lucha, pero extrañamos a nuestros hijos todos los días”.